[OP-ED]: Trump llega al techo de deuda
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El actual techo de deuda es de 19,8 billones de dólares, lo que cubre préstamos del Tesoro obtenidos de la población ( de individuos, de grandes inversores institucionales, como fondos de pensiones y bancos) y de otras entidades gubernamentales (como el Fondo en Fideicomiso del Seguro Social o el Fondo en Fideicomiso de Caminos). Si el gobierno llega al techo y no puede pagar todas sus cuentas, alguien quedará pagando: los tenedores de bonos, beneficiarios del Seguro Social, soldados y marineros, proveedores del gobierno--y, posiblemente, muchos más.
Invertir en valores del Tesoro de Estados Unidos (certificados, notas y bonos, cada uno de ellos con diferentes fechas de vencimiento) es una de las maneras en que individuos extranjeros, empresas multinacionales, gobiernos y bancos protegen su bienestar financiero. El dólar es la principal moneda internacional; los valores del Tesoro de Estados Unidos se consideran como los bienes financieros más seguros del mundo. ¿Desencadenaría, un incumplimiento de pagos, el pánico, a medida que los inversores se deshicieran de los títulos del Tesoro? ¿O acaso los inversores bostezarían suponiendo que, tarde o temprano, el Congreso elevaría el techo de deuda y pagaría sus deudas?
Un reciente análisis de la Brookings Institution, un centro de investigaciones liberal, observa sabiamente: “El Congreso nunca dejó de actuar a tiempo, así es que nadie sabe a ciencia cierta cuáles serían las consecuencias [de un incumplimiento de pagos].”
El análisis de Brookings es un buen punto de partida para obtener contexto. De él uno se entera de que el techo de deuda no existía antes de 1917. El Congreso debía autorizar cada préstamo individualmente. Pero cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, el Congreso estableció un techo general para que los préstamos se obtuvieran con más facilidad. El Tesoro podía obtener préstamos automáticamente hasta ese límite.
Durante muchos años después de la Segunda Guerra Mundial, el Congreso aprobó aumentos del techo de deuda con pocos problemas ni comentarios, como debe ser. (El gobierno debe pagar todas sus cuentas como una cuestión de principios). Pero, recientemente, muchos republicanos intentaron que las reducciones de los gastos federales fueran una condición para que ellos aprobaran techos de deuda más altos. En general, eso no tuvo como resultado recortes de gastos importantes, pero sí inyectó drama en el debate y alimentó la incertidumbre de que el Congreso entre en incumplimiento de pagos, sin que nadie sepa cuáles serán las repercusiones.
La pregunta fundamental que enfrenta Trump es si apoyará un aumento limpio del techo de deuda--es decir un aumento sin otras medidas de gastos, que probablemente sería aprobado fácilmente con apoyo demócrata--o si coqueteará con un incumplimiento para obtener alguna ventaja política o programática.
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