[OP-ED]: Trump está comenzando a cambiar 70 años de política extranjera estadounidense.
En un ensayo en la revista bimensual de literatura “The New York Review of Books”, Jessica Mathews señala que desde 1945, estadounidenses de ambos partidos políticos
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En un ensayo en la revista bimensual de literatura “The New York Review of Books”, Jessica Mathews señala que desde 1945, estadounidenses de ambos partidos políticos han aceptado tres principios. El primero consiste en que la seguridad estadounidense está reforzada por sus alianzas amplias y profundas alrededor del mundo. En segundo lugar, una economía global abierta no es un juego de suma cero sino que permite que Estados Unidos prospere y que otros crezcan. Y finalmente, mientras hubo un debate sobre si las dictaduras debían ser “toleradas, manejadas o confrontadas”, al final hubo fe en la democracia y sus ventajas. Mathews dice que durante 30 años, Donald Trump ha atacado estas visiones como costosamente inocentes que han permitido que el mundo estafe a Estados Unidos.
Dada la magnitud del cambio de política, es bueno recordar por qué Estados Unidos adoptó este enfoque con mirada hacia afuera en primer lugar. Todo comenzó con Franklin Roosevelt, tal como explica Nigel Hamilton en su excelente libro “Commander in Chief” (Comandante en Jefe en español). En el año 1943, mientras la victoria todavía era una posibilidad distante, Roosevelt empezó a imaginar un sistema internacional posguerra. Hamilton establece brillantemente la perspectiva, determinación y habilidad de Roosevelt al establecer un nuevo orden mundial.
Ninguno de los aliados principales de FDR en el tiempo de guerra estaba tan interesado en su enfoque. Josef Stalin, un autócrata comunista, ponía resistencia a varias de sus ideas, y Winston Churchill estaba obstinadamente comprometido a continuar el gobierno de Gran Bretaña sobre su vasto imperio. Roosevelt quería algo diferente: establecer una paz duradera en la cual pudiese prosperar la libertad. Eso significaba la rendición incondicional de Alemania y Japón, para limpiar el terreno del fascismo y militarismo. Y eso implicaba que Gran Bretaña y Francia tendrían que descolonizar Asia y África. Roosevelt odiaba el sistema de explotación colonial y creía que, en última instancia, creaba las condiciones que llevaban a la revolución y a la guerra. También quería el libre comercio en vez del proteccionismo desastroso de 1930. Para asegurar todo esto, FDR comprendía que Estados Unidos tendría que estar permanentemente comprometido con el mundo de una manera como nunca antes lo había estado.
Hamilton describe vívidamente cómo, en medio de dirigir una estrategia militar en el conflicto más grande de la historia de la humanidad, Roosevelt siempre mantuvo su ojo sobre su plan posguerra. Con el Congreso y el público aún sospechosos de la participación estadounidense, compaginó varios planes y propuestas para asegurarse que esta vez, no como luego de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos ayudaría a mantener la paz. Él necesitaba del apoyo de Churchill y Stalin, razón por la cual continuó con su travesía alrededor del mundo para encontrarse con ellos en cumbres. (Para comprender la tensión en FDR, tengamos en cuenta que el viaje de Roosevelt para reunirse con Churchill en Casablanca en 1943 implicó un largo viaje en tren a Miami, un vuelo de diez horas a Trinidad, un vuelo de nueve horas a Brasil, un vuelo de 19 horas a Gambia, y finalmente, un vuelo de nueve horas a Casablanca. Todo esto para un hombre que estaba paralizado, tenía un corazón deficiente y que no había tomado un avión desde 1932).
La visión de Roosevelt para un sistema global no funcionó exactamente como lo esperaba, principalmente debido a la Unión Soviética y a su comportamiento posguerra. Sin embargo, vario de esto sí sucedió, desde las Naciones Unidas hasta un sistema de comercio global abierto y la descolonización de los imperios de Europa. Además, el gran reticente de la visión estadounidense, la Unión Soviética, colapsó en 1991.
Los resultados han sido asombrosos. Varios historiadores han señalado que vivimos en tiempos sin precedentes. El período desde 1945 ha sido marcado por la ausencia de guerra entre los poderes más grandes del mundo. La mayor parte de la historia humana anterior es un cuento de mercantilismo económico, conflicto político y guerra, repetido. Desde 1945, hemos vivido en lo que John Lewis Gaddis llamó “el largo período de paz”. En este período también hemos tenido décadas de aumentos en los salarios, en las condiciones de vida y de salud alrededor del mundo, incluyendo a Estados Unidos,
Cuando Roosevelt comenzaba a diseñar su sistema, él era el disidente. Las ideas de política extranjera dominantes en Estados Unidos en ese tiempo estaban representadas por un movimiento llamado “Estados Unidos Primero”. El movimiento era nativista, aislacionista y anti-semítico y concebía que un Estados Unidos orientado hacia el exterior era una política de perdedores. Tuvo que intervenir Hitler y desarrollarse la Segunda Guerra Mundial, para que los estadounidenses reconocieran que, para un país del tamaño y escala de Estados Unidos, el aislamiento e interés particular reducido, llevarían a una inseguridad global y al desastre. Uno se pregunta qué tendrá que suceder para que los Firsters estadounidenses actuales vuelvan a aprender esa misma lección.
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