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Si queremos que un número mayor de estudiantes de color se gradúen de la universidad, debemos avocarnos seriamente a mejorar la educación pública de Jardín de Infantes al 12° grado.
Si queremos que un número mayor de estudiantes de color se gradúen de la universidad, debemos avocarnos seriamente a mejorar la educación pública de Jardín de Infantes al 12° grado.

[OP-ED]: Otra bofetada en la cara de las minorías

A veces, uno comienza el día tranquilamente, tomando el café de la mañana mientras empieza a leer el diario y, de pronto, un titular le salta de la página como…

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Ésa fue la sensación que yo e innumerables graduados universitarios hispanos experimentamos al ver un reciente artículo del New York Times titulado “Aún Con Acción Afirmativa, Negros e Hispanos Están Más Sub-representados en Universidades Tope que Hace 35 Años”. 

No pude comprender cómo un titular tan denigrante pudo pasar el proceso de corrección de una de las principales empresas mediáticas de Estados Unidos, cuando todo el que no viva bajo una piedra reconoce que negros, latinos y otras minorías raciales y étnicas ya están bajo ataque en este país, más notablemente pro parte del presidente de Estados Unidos, y no necesitan que se fomenten más estereotipos negativos. 

Y en esta época en que la gente ojea los titulares en línea y en las plataformas de los medios sociales sin molestarse en leer el artículo, el golpe es doble. 

“Es un ejemplo claro de un encuadre negativo. La frase ‘aun con acción afirmativa’ coloca a los latinos en una categoría ‘más allá de toda ayuda’, expresó Victor Landa, editor en jefe del sitio Web especializado en noticias hispanas, News Taco. “Implica la falacia de que los latinos solo llegan a las universidades de elite por cuotas federales, aun cuando el número de latinos en universidades del Ivy League está creciendo. Esa parte de la historia está enterrada en el tercer párrafo.”

En verdad, el artículo señala que “Un número mayor de hispanos asiste a universidades de elite, pero el aumento no ha ido al mismo ritmo del enorme crecimiento de hispanos jóvenes en Estados Unidos, por lo que la brecha entre los estudiantes y la población en edad universitaria se ha agrandado. ... Negros e hispanos han ganado terreno en universidades menos selectivas, pero no en las instituciones sumamente selectivas.” 

A pesar del lamentable titular, el artículo echa la culpa de las deficientes tasas de graduación universitaria exactamente adonde debe ir: sobre los hombros de las escuelas primarias y secundarias que bombean graduados que no están preparados ni para la universidad ni para una carrera. 

Ése es el punto principal que se pierde cuando la atención nacional se centra en el espinoso tema de la acción afirmativa y el ingreso universitario. Mientras todos se ocupan en la consideración de si las universidades tienen en cuenta la raza o la etnia cuando deciden el ingreso de los alumnos, las escuelas de bajo rendimiento en comunidades de pocos fondos no son amonestadas por graduar a estudiantes que no están preparados para ingresar a la universidad o iniciar una carrera. 

¿Por qué la discusión sobre la acción afirmativa se detiene cuando se considera si las universidades deben compensar los males pasados y alentar la diversidad cuando admiten a estudiantes de color con resultados de exámenes más bajos que sus pares? 
¿Por qué pocas veces, o nunca, se llega a la pregunta más fundamental de por qué no se exige que más escuelas con grandes poblaciones negras, hispanas, amerindias y de otras minorías cierren la brecha académica? 

Algunos consideran que no hay problema en insistir en que las instituciones de educación superior reduzcan sus expectativas para los estudiantes de color. Sin embargo, son los mismos que parecen haber renunciado a esperar que las escuelas públicas preparen adecuadamente a los estudiantes más vulnerables para que compitan por vacantes en las universidades de elite. 

Es un punto ciego nacional—la educación pública estuvo fuera del radar durante años. Ningún candidato presidencial hizo del tema de la educación pieza central de su campaña para las elecciones de 2016. A ninguno de los dos candidatos presidenciales se le hicieron preguntas durante los debates, sobre propuestas específicas de políticas para reforzar la educación.

Podríamos lamentarnos de que el gobierno de Trump está tan envuelto en temas tendientes a complacer a su base, como restringir la acción afirmativa en las universidades y promover la utilización de fondos de las escuelas públicas para vales en escuelas privadas, pero se puede repartir culpas en el aparentemente insoluble problema de cómo mejorar la educación. 

Por ejemplo, se tiene contemplaciones con las escuelas fallidas debido a la pobre financiación. Pero nadie habla sobre el hecho de que el gobierno de Obama gastó 11.000 millones de dólares en Subvenciones para Escuelas Fallidas y en subvenciones del programa Carrera Hacia la Cima y, básicamente, no obtuvo resultados. 

Sin duda, lograr que más estudiantes de color vayan a la universidad no será fácil, pero sin duda no es una causa perdida. 

En realidad, es mucho más simple que librar la contenciosa batalla de cómo las universidades privadas de elite deben llenar sus campus: Si queremos que un número mayor de estudiantes de color se gradúen de la universidad, debemos avocarnos seriamente a mejorar la educación pública de Jardín de Infantes al 12° grado.

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