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Hay más puertorriqueños que viven en Estados Unidos continental que en la isla y la mayoría de ellos nacieron aquí. Realmente no debería haber sido necesario un desastre natural para que estos hechos salieran a la luz. EFE
Hay más puertorriqueños que viven en Estados Unidos continental que en la isla y la mayoría de ellos nacieron aquí. Realmente no debería haber sido necesario un desastre natural para que estos hechos salieran a la luz. EFE

[OP-ED]: No debería ser necesario un huracán para enterarnos de que Puerto Rico es parte de Estados Unidos

No está claro si alguna vez la isla conseguirá la categoría de estado. Hasta que llegue ese momento, Puerto Rico seguirá siendo como un primo lejano de Estados…

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Los puertorriqueños son estadounidenses.

Sin embargo, una encuesta reciente realizada por The Morning Consult, una empresa de investigaciones, halló que sólo el 54 por ciento de los estadounidenses sabe que los nacidos en Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses.

La isla, que es un territorio de los Estados Unidos, quizás exista en la mente de la gente como desconectada de nosotros porque no está claro si alguna vez conseguirá categoría de estado, a pesar de años de referéndums con diversos resultados. Hasta que llegue ese momento, Puerto Rico sigue siendo como un primo lejano de Estados Unidos—uno de esos primos tan lejanos que la mayoría de la gente no está segura de si en realidad son parientes.

El mito de que Puerto Rico no es parte de Estados Unidos está tan generalizado y arraigado en nuestra sociedad que hasta los niños internalizan el malentendido.

A comienzos del año escolar, observé una clase en la que los alumnos del último año de la secundaria aprendían a formar argumentos para defender sus opiniones. La tarea consistía en que grupos pequeños de estudiantes decidieran cuál sabor de helados era el mejor y después persuadieran al resto de la clase para lograr consenso.

En esta escuela predominantemente hispana—y abrumadoramente mexicana—los estudiantes proporcionaron sabores que iban desde los más comunes, como vainilla y chocolate, a otros decadentes y tropicales. Una joven escribió en la lámina de su grupo: “El mejor sabor es coquito, porque calma mi alma extranjera.”

El coquito es una bebida puertorriqueña—una especie de ponche de huevo hecho con crema de coco, leche condensada dulce y especias—y cuando leí el comentario de la estudiante, casi salté. Sólo el respeto por la clase de otro maestro me impidió intervenir para interrumpir el ejercicio y hablar sobre el atroz error de la estudiante.

Cuando sonó la campana, corrí donde ella y le pregunté: “¿Eres puertorriqueña?” Ella dijo tímidamente: “Sí”. Agregué: “Nunca más te autodenomines extranjera—los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses. Tu alma no es extranjera aquí, es tan bella y tan parte de Estados Unidos como la de cualquier otro.”

Su rostro se iluminó con una gran sonrisa y asintió tímidamente. Fue un momento que quedó en mi mente porque estábamos a menos de tres millas de Humboldt Park, epicentro de la comunidad puertorriqueña en Chicago y el único barrio puertorriqueño reconocido nacionalmente en el país.

Sin embargo, no era tan sorprendente.

Como ocurre con todas las materias que se aprenden en la escuela—con la excepción de redacción y matemáticas—geografía e instrucción cívica están bastante diluidas. En clase de geografía de Estados Unidos, es raro dedicar mucho tiempo, si es que se toca el tema, en Puerto Rico, Guam, Samoa Americana, las Islas Marianas del Norte y otros territorios estadounidenses.

Como ciudadanos de estos territorios, los puertorriqueños no son los únicos que sufren esos malentendidos. El mejor amigo de mi hijo menor es de St. Croix y constantemente tiene que dar su discurso sobre cómo esa isla es parte de la Islas Vírgenes de Estados Unidos, por lo que él es estadounidense. (Y en marcado contraste con la reacción —aunque tardía— de los medios ante la situación de Puerto Rico después de los huracanes recientes, la devastación de las Islas Vírgenes estadounidenses pasó casi desapercibida.)

Porque soy aficionada a la música, el anémico trato mediático y público de la destrucción de Puerto Rico posterior al huracán debido, en gran parte, a la ignorancia sobre el estatus estadounidense de Puerto Rico—hizo que el tema “America”, de Stephen Sondheim y Leonard Bernstein, resonara en mis oídos.

“West Side Story” siempre fue mi musical favorito, pero la tragedia hizo que lo escuchara con nuevo interés.

Anita y Rosalía sostienen un duelo sobre los problemas y los encantos de Puerto Rico, en que Anita se queja de que “Siempre los huracanes soplan y la población crece”. Más tarde el coro canta la denominación incorrecta fundamental: “El inmigrante va a Estados Unidos, Muchos holas en Estados Unidos,” antes de corregirse inmediatamente:

“Nadie sabe en Estados Unidos, ¡Puerto Rico está en Estados Unidos!”

Repitan conmigo: los puertorriqueños no son inmigrantes ni extranjeros. Si algo bueno puede surgir del sufrimiento y la devastación que experimentan nuestros compatriotas estadounidenses de Puerto Rico, ojalá que sea que vuelvan a construir su comunidad más fuerte que nunca. Y, quizás, sus compatriotas del continente puedan comprender finalmente su categoría de ciudadanos.

Ya debería haber ocurrido. Después de todo, los puertorriqueños son el segundo grupo en tamaño de origen hispano en Estados Unidos. Hay más puertorriqueños que viven en Estados Unidos continental que en la isla y la mayoría de ellos nacieron aquí. Realmente no debería haber sido necesario un desastre natural para que estos hechos salieran a la luz.

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