[OP-ED]: Las ideas de Stephen Bannon y sus acciones muy diferentes
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Tal vez soy solo yo, pero luego de algunas semanas de la presidencia de Trump, entre los tuiteos, órdenes ejecutivas, ataques y contraataques, estoy mareado. Por lo tanto, he decidido tomar un descanso de los bombardeos diarios y tratar de encontrar el mensaje en medio del ruido: ¿Cuál es la filosofía subyacente de esta administración?
El jefe ideólogo de la era de Trump es, sin lugar a dudas, Stephen Bannon, según muchos, actualmente el segundo hombre más poderoso en el gobierno. Bannon es inteligente, ampliamente leído y posee dominio de la historia estadounidense. He observado varias de sus películas y discursos y en estos, no actúa como racista o defensor de los blancos, como han acusado algunas personas. Sin embargo, es un conservador inusual. Nos hemos acostumbrado a conservadores que son realmente libertarios económicos. No obstante, Bannon representa una antigua escuela de pensamiento europeo que no confía en el libre mercado, y está determinada a preservar la cultura y religión tradicional y celebra descaradamente el nacionalismo y los valores militares.
En un discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en el 2012, por ejemplo, Bannon explicó su desprecio por Mitt Romney y su admiración por Sarah Palin, cuyo hijo mayor, señaló Bannon, sirvió en Irak. El rico y exitoso Romney, por contraste: “no será mi comandante en jefe”, dijo Bannon, ya que, a pesar de que el candidato tuvo cinco hijos que “parecen buenos chicos estadounidenses ... ni uno solo ha servido en el ejército”.
La esencia de la opinión del mundo de Bannon se puede encontrar en su película “Generación Cero”. Se centra en la crisis financiera del 2008, y las escenas iniciales (en su furia contra los banqueros) podrían haber sido escritas por Bernie Sanders. Pero después se traslada a su punto fundamental: la crisis financiera sucedió debido a una crisis moral mayor. La película culpa a la década del `60 y a los baby boomers que derribaron estructuras tradicionales de la sociedad y crearon una “cultura de narcisismo”.
¿Cómo hizo Woodstock para desencadenar una crisis financiera cuatro décadas después? De acuerdo a Bannon, la ruptura de los valores antiguos resultó en una cultura de egocentrismo que midió todo y a todos de una manera: dinero. La película continúa acusando al Establishment político y financiero de traicionar a su país al promulgar tratados de libre comercio que los beneficiaron pero vaciaron a América Central.
De una manera extraña, la visión oscura y distópica de la historia estadounidense es más cercana a la de Howard Zinn, el popular erudito de extrema izquierda cuyo libro “La otra historia de los Estados Unidos” es un cuento de las muchas maneras en las cuales el 99 por ciento de los estadounidenses fueron aplastados por las elites de poder del país. En la visión del mundo de Zinn/Bannon, las personas comunes son simples instrumentos manipulados por sus malvados señores.
Una versión más precisa de la historia estadounidense reciente mostraría que el cambio cultural que comenzó en la década del `60 fue alimentado por una fuerza poderosa y profundamente estadounidense: el individualismo. Estados Unidos siempre fue altamente individualista. Tanto Bannon como Trump parecen tener nostalgia de esos tiempos (desde la década del `30 hasta la década del `50) que fueron una aberración para la nación. La Gran Depresión, el New Deal y la Segunda Guerra Mundial crearon un impulso colectivista que transformó al país. Pero luego de un tiempo, los estadounidenses comenzaron a reafirmar su antiguo deseo de libertad personal, y realización y avance personal. El mundo de la década del `50 suena grandioso, a no ser por las mujeres que deseaban trabajar, los afro-americanos que querían votar, los inmigrantes que deseaban avanzar o los que querían ser emprendedores y se encontraban atrapados en una gran empresa anónima.
La época en la cual Estados Unidos permitía que los individuos prosperaran en la década del `80 y del `90, por supuesto, fue el lugar en donde el joven y emprendedor Bannon, dejó un gran banco para comenzar su propia tienda, para realizar sus propios negocios y hacer una pequeña fortuna. Eso le permitió luego a ser capaz de producir y distribuir películas fuera del establecimiento de Hollywood, a convertir una nueva empresa de comunicación en una potencia y a llegar a ser una emprendedor político enteramente fuera de la jerarquía republicana. Este país permitió al presuntuoso nuevo jefe de Bannon a ir de Queens a Manhattan, a construir rascacielos y también a su celebridad, todo el tiempo horrorizando al Establishment. Donald Trump es, sin duda, el ejemplo modélico para la cultura del narcisismo.
En el curso de construir sus carreras, Trump y Bannon descartaron el tradicionalismo en todos los sentidos. Ambos hombres son divorciados, Bannon tres veces, Trump dos. Han triunfado en alcanzar sus sueños precisamente debido a que la sociedad fue ampliamente abierta a los forasteros, romper la moral tradicional no generó un estigma y las elites estadounidenses no eran tan poderosas. Sus historias son cuentos del Estados Unidos moderno. Sin embargo, su mensaje al país parece ser antiguo y familiar: Haz lo que yo digo y no lo que yo hago.
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