Dicen que nadie es profeta en su propia tierra. De hecho, en el caso de Gonzalo “Pipita” Higuaín la frase se puede aplicar tanto a su país de inicio futbolístico, Argentina, como al de su adopción en este deporte, España.

Tras debutar con solo 17 años en el primer equipo del River Plate en la temporada 2005-2006, Higuaín no pudo siquiera terminar su segunda campaña con el club millonario, siendo traspasado en diciembre de 2006 al Real Madrid, junto con otro joven argentino al que se le vía un enorme potencial, el centrocampista Fernando Gago, de Boca Juniors. Desde su llegada a Madrid, “El Pipita” se convirtió en uno de los jugadores favoritos de la afición de la capital española. Sabía desmarcarse a la perfección y su potencial era latente. En la campaña 2008-2009, aunque el cuadro blanco terminó en la segunda posición de La Liga, el goleador argentino se destapó, marcando 22 dianas.

El cambio en la presidencia de la casa blanca no favoreció en nada al prometedor ariete argentino. Dispuesto a cambiar todo lo que había hecho su antecesor Ramón Calderón, Florentino Pérez tiró de talonario y fichó a Cristiano Ronaldo, Kaká y Karim Benzema. El francés llegó claramente como delantero centro titular y la secretaria deportiva del club comenzó a buscar equipos a Higuaín. Como no pudieron dar salida al jugador, “El Pipita” se quedó y -¡oh sorpresa!- en la campaña 2009-2010 fue el máximo realizador en La Liga de todo el Real Madrid, con 27 goles, uno más que el mismísimo Cristiano. De hecho, en las cuatro temporadas en las que Benzema e Higuaín coincidieron en España, el argentino siempre logró más tantos en La Liga que el francés, exceptuando la temporada 2010-2011, en la que Higuaín solo pudo disputar 17 partidos, aquejado de una hernia discal.

Independientemente de su eficacia goleadora, “El Pipita” no era ni mucho menos uno de los favoritos de la directiva y al final acabó siendo traspasado al Nápoles en 2013. Si hubiera sabido lo que le esperaba en Italia, probablemente hubiera forzado antes su salida…

La llegada de Higuaín volvió a causar furor entre su nueva afición. Pero, a diferencia de Madrid, el jugador argentino sí que fue valorado también en las oficinas del club.  En su primer año en el calcio, el argentino se convirtió en la referencia de un equipo en alza que alcanzó el subcampeonato. Dos temporadas más en el sur de Italia le valieron a Higuaín para consolidarse como el mejor delantero centro puro del soccer mundial y el gran ídolo de los tifosi napolitanos. En su tercer año con su nuevo club italiano, el argentino se convirtió en el jugador que más tantos ha marcado en la historia de la Serie A, registrando la impresionante cifra de 38 goles para batir por uno el récord establecido por el sueco Gunnar Nordahl en 1950. 

El Nápoles aprovechó el gran momento de su estrella y traspasó el verano pasado a Higuaín a la Juventus. Con los 90 millones que pagó la Vecchia Signora , el argentino se convirtió en el fichaje más caro de la historia del calcio y en un negocio redondo para el club napolitano, que pagó al Real Madrid por su traspaso 37 millones de euros.

Los objetivos de la Juve con Higuaín van más allá de conquistar una nueva liga. Con el argentino en su delantera, el cuadro de Turín quiere volver a la cima del soccer europeo. Por el momento, el argentino sigue respondiendo. La Juventus está en la siguiente ronda de la Champions League y marcha destacado en la primera posición de una Serie A en la que el sudamericano vuelve a ser el máximo goleador, con 15 dianas, gracias a haber conseguido cinco tantos en sus últimos cuatro partidos. 

Cuando con menos de 20 años Higuaín llegó a España, ilusionado, deseando comerse el mundo en un equipo como el Real Madrid, nadie hubiera imaginado que el argentino tendría que realizar una verdadera Odisea hasta Italia para obtener un merecido reconocimiento que se le negó en la Madre Patria.