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King Arthur’s Round Table
Painting of the founding fathers of the USA. Photo Wikimedia

[OP-ED] La Mesa Redonda del Rey Arturo

Hace 32 años, un hombre suplicó por su vida en L.A., tal vez pensando o tal vez soñando, como mucho antes lo predijo el rey Arturo.

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No va siendo hora de que “todos nos llevemos bien”?  se lamentaba Rodney King en Los Ángeles hace sólo 12 años.

Estoy reflexionando sobre estas leyendas, o el pasado reciente, y no tengo más remedio que conectarme con las leyendas más remotas de nuestro pasado, es decir, los momentos inspirados o iluminados. Cuando las 13 colonias de nuestra costa este – cabalgando sobre los hombros de siete hombres iluminados, acataron aquella inspiración redactada por el Sr. Thomas Jefferson - La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América - firmada por 13 hombres a los que hoy llamamos "Los Padres Fundadores".

Yo no soy ni el Sr. Lincoln, ni mucho menos el Sr. Jefferson, ni mucho menos ningún escritor de libros de bolsillo. Sólo su humilde servidor, escritor de noticias, editor, fundador, redactor jefe y director general de AL Día, el Sr. H. Guaracao.

No puedo evitar evocar estas leyendas de nuestro pasado reciente y lejano. Me dan una visión individual y ahora colectiva para aquellos de ustedes que se preocupan por leer esta columna para decir, sin vacilación, que Rodney King individualmente tenía toda la razón.

Además, los mismos padres fundadores, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, John Adams o John Jay, que dijeron para la posteridad: "Dadme la libertad o dadme la muerte". Tenían toda la razón cuando decidieron que "unidos o morir" era lo mejor.

Eso significaba que o perdíamos la guerra contra los que odian o ganábamos la batalla contra ellos, con los que eligen amar.

No fue Él, el Único, quien dijo al discípulo Pedro, La Roca, El Fuerte: "¿Eres lo suficientemente fuerte para amar, Pedro?".

En otras palabras, el acto de amar es un acto de valentía, no de debilidad.

Uno de algún modo vislumbra su verdad. Amar exige valor. Odiar y vomitar odio es tan fácil como vomitar tras una larga noche de bebida o drogas, o de hablar demasiado impulsivamente.

En una reciente visita a Boston, mientras asistía a la graduación de mi hija, escuché de un conductor esta sabiduría ancestral:

"Señor, el hombre que odia no es nadie. No es nadie. Necesita odiar para sentir que es alguien".

Así pues, lo que te digo es que no debes preocuparte por los que odian porque se compensarán a sí mismos sin que los toques.

En otras palabras, el odio es autodestructivo.

Por tanto, todo depende de ti.

Las opciones se reducen al amor frente a la muerte, al amor frente al odio, a hacer frente a deshacer.

Qué debemos hacer hoy?

Las opciones son bastante claras tras reflexionar sobre estas sencillas frases de la Edad de Piedra.

Todos elegimos la victoria, que está en la paz.

La paz y la victoria son lo que se deriva del hecho de que somos seres humanos y, como tales, podemos "llevarnos todos bien", si así lo decidimos.

¡GRACIAS

 

 

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