OP-ED: La lucha por comprender
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Debí haber visto en el Internet el video del hijo de Alton Sterling rompiendo en lágrimas al menos cinco veces cuando apareció en mi cuenta de Twitter. No podía evitar verlo una vez más, y tratar de entender qué pasó y por qué.
Observar a Cameron Sterling convirtiéndose en el hombre de la casa tan de repente, y de una manera tan terrible, fue desgarrador. Yo quería ser uno de esos hombres que le daban palmadas en la espalda, abrazándolo y ofreciéndole apoyo.
Este joven recordará el martes, 5 de julio del 2016 no solo como el día en que perdió a su padre, sino también el día en el que nunca volvería a confiar en un oficial de policía de nuevo.
Sin embargo, después de ver el vídeo unas cuantas veces más, me encontré tratando de comprender el "miedo". Ese temor a una piel más oscura o más clara, que parece tan arraigado.
Este es ¿ancestral? ¿un temor que se enseña? O será ¿algo más?
Esperé observando el aluvión de cobertura de noticias, con medios de comunicación, una vez más, cada vez más preocupados por las vidas de los afroamericanos y las condolencias que le siguieron. Cada uno de los dedicados ‘estatus’ de Facebook y Twitter que trataron de unir a las personas, ofreciendo algún tipo de calma y sabiduría.
Me costó trabajo encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo ese día. Decir que hay un nudo en mi estómago no sería suficiente. Estoy lastimado, triste y temeroso. Temeroso, no solo de mirar a alguien que se parece a mí de forma equivocada, también de que algún día pudiera encontrarme a mí mismo en una situación similar a las que ahora tienen eco en todo el país. Me siento, a veces, como una especie en peligro de extinción.
Existen buenos policías por ahí, conozco a algunos de ellos. Voy a continuar respetando y honrando a su profesión. Aunque cada vez es más difícil, en momentos como estos, creer que aquellos que han jurado protegernos son realmente buenos.
Mientras observé el incidente de Philando Castille, viéndolo morir lentamente mientras un oficial le apuntaba con un arma, me encontré de nuevo tratando de encontrarle algún sentido a lo que estaba pasando. Tiene que haber una razón subyacente, una explicación de por qué los afroamericanos son siempre las víctimas.
A veces me siento tan perdido y me encuentro a mí mismo anhelando mucho más que una simple respuesta.
Amo a mi gente, me preocupo por ellos y es tan difícil seguir viendo cómo nos los están quitando. Me siento paralizado al ver como los tiroteos y la muerte de hombres afroamericanos desarmados se ha convertido en una forma de vida cotidiana.
También me he vuelto insensible a las vigilias, las ceremonias y las ruedas de prensa en las que se promete en repetidas ocasiones que "no se dará un paso en falso". Estoy cansado de las celebridades que hacen una declaración o dos sobre lo que se debe y lo que tenemos que hacer. Sin embargo, pasan los meses y nada realmente sucede. Después de un tiempo, la insensibilidad que siento solo se convierte en dolor.
Y ese dolor no aminoró a la hora de escuchar sobre los agentes de policía de Dallas que fueron asesinados y heridos. Ese tipo de acción no hace nada para los afroamericanos, no hace nada por la causa y no cuenta con justicia detrás de ella. El gritar "jo&*$@ policía" no muestra lo que somos, y somos mucho más.
Entiendo la ira y la frustración, aunque algunas veces sea erronea. Parte de ella se pierde en el mensaje. Y seguirá pasando hasta que haya una comprensión sobre "la lucha" a la que los afroamericanos, de todos los matices, se enfrentan a diario.
Si bien parece que nos encontramos en nuestra hora más oscura, quiero creer que todavía hay esperanza. Una manera de unificar la lucha y las ideas en lugar de formas de infligir más dolor.
Sí, la lucha continuará, pero podemos superar esto. Tenemos que lograrlo. Tenemos que hacerlo. Somos fuertes de esa manera.
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