El Alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, recordó a todos durante la semana pasada que su postura de hacer de nuestra ciudad un lugar donde los inmigrantes se puedan sentir seguros, basándose en un principio consagrado en la Cuarta Enmienda de nuestra Constitución.

Esta enmienda sencillamente reza que “el derecho de la gente a estar seguros en sus personas, casas, papeles y efectos, contra cualquier inspección o retención, no deberá ser violado”

“Ninguna orden de inspección tendrá lugar sino bajo causa probable, respaldada por juramento o afirmación, y particularmente describiendo el lugar a ser requisado y las personas o cosas a ser retenidas”, dice la Cuarta Enmienda, propuesta aquí en Filadelfia en 1789 por James Madison, nuestro Cuarto Presidente y el Padre de la Ley de los Derechos.

El principio que sobrevive a nuestros días es la mejor defensa contra las amenazas renovadas de acciones por parte del gobierno federal contra ciudades que amparen inmigrantes.

El pasado domingo, el jefe de personal del nuevo Presidente Electo Donald Trump, Reince Priebus, dijo que la nueva administración está “revisando” recortes millonarios en ciudades denominadas “santuarios” a partir del primer día de la Presidencia de Trump.

Priebus implicó que las ciudades no pueden tenerlo todo a la vez: ignorar la ley federal y luego solicitar dinero federal.

No es de conformidad con la ley federal, sino el cumplimiento de un principio Constitucional que lo reemplaza abiertamente, en el nuevo contexto en el que el Alcalde Kenney a puesto tan oportunamente la discusión.

Él no está sólo en este debate nacional. Desde Nueva York hasta Los Ángeles, donde los Alcaldes Eric Garcetti y Bill de Blasio han defendido su derecho de preservar sus ciudades amigables hacia el inmigrantes, hay 300 otras jurisdicciones a lo largo de los Estados Unidos identificadas como “ciudades santuario”. El Alcalde de Chicago Rahm Emanuel, por ejemplo, ha dicho en términos muy claros que su ciudad “es y seguirá siendo un santuario”.

El Alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, fue un paso más adelante diciendo que su gobierno “no va a sacrificar medio millón de personas que viven entre nosotros, que son parte de nuestra comunidad”, refiriéndose a un estimado de inmigrantes no autorizados viviendo en Nueva York. “No vamos a separar familias”, dijo De Blasio.

Un puñado de otros Alcaldes de ciudades grandes también han hablado abiertamente sobre el asunto; entre ellos, Oakland, Minneapolis, San Francisco y Seattle.

Al invocar la Enmienda Constitucional, el Alcalde de Filadelfia ha ido más lejos que cualquier otro, al conectar esta política con un principio Constitucional.

“No tenemos autoridad de violar la Cuarta Enmienda”, dijo Kenney la semana pasada.

En un momento muy oportuno, nuestro Alcalde ha tomado una posición de liderazgo entre sus colegas y ha puesto a nuestra ciudad en el centro de una conversación nacional que podría tener lugar tan pronto como el nuevo Presidente sea juramentado.