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[OP-ED]: "Hay que escoger el camino del respeto mutuo"

[OP-ED]: "Hay que escoger el camino del respeto mutuo"

Uno de los principios fundacionales más importantes de nuestra nación es la idea de que los derechos de igualdad y  dignidad son derechos inalienables de todo se

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Uno de los principios fundacionales más importantes de nuestra nación es la idea de que los derechos de igualdad y  dignidad son derechos inalienables de todo ser humano. El principio es tan importante, de hecho, que nos referimos a él como una verdad evidente por sí misma, concedida por Dios. 

En la práctica, hemos sufrido y luchado para asegurar y proteger la igualdad y la dignidad de todos. Nuestra democracia, aunque imperfecta, siempre se ha caracterizado por nuestro esfuerzo persistente por consagrar estos valores dentro del código de leyes que gobiernan nuestra sociedad. Siempre será una tarea en curso, forjada por nuestros antecesores a lo largo de muchos años de trabajo duro y compromiso, y nuestro deber ahora es seguir llevándola a cabo. El camino puede volverse a veces difícil, ya que las complejidades de nuestra sociedad hacen que nuestras decisiones sean más complicadas y consecuentes. 

A lo largo de esta campaña presidencial, hemos sido testigos del sufrimiento de nuestra nación. Ahora que las elecciones han terminado, tengo la esperanza de que podamos iniciar un periodo de reflexión introspectiva. En nuestro país hay divisiones, y es algo normal en una democracia. Pero los desacuerdos entre nosotros no deben impedirnos escoger el camino civilizado, el del respeto mutuo, que nos permita discrepar sin violencia ni castigos. En una democracia, debemos mantener los valores de respeto, integridad y diversidad de opinión. 

A raíz de estas elecciones, hemos empezado a detectar reacciones emocionales por parte de los votantes de ambos partidos, y ataques de unos contra otros. Pedimos a los líderes electos de ambos partidos –incluidos el Presidente y el Presidente electo, así como a los representantes del Congreso-que tomen una posición firme y unificada para denunciar cualquier comportamiento violento o de ocio por parte de sus seguidores. Cada individuo debe ser protegido, sin tener en cuenta que su candidato haya ganado o perdido. Cada individuo debe tener garantizada su seguridad, su libertad de expresión, amparada por la Constitución, y su derecho a manifestarse de forma pacífica. Urgimos a los líderes electos que sienten las pautas para que nuestro país pueda progresar constructivamente, y rogamos a nuestro nuevo líder que abracen la diversidad de nuestro país y utilicen este nuevo comienzo como una oportunidad para reconstruir nuestro civismo. 

Nuestro próximo Presidente tendrá la responsabilidad de encararse a muchos retos difíciles durante su mandato, incluyendo la desigualdad en el terreno de la educación, un sistema de inmigración fracturado, y una disparidad de riquezas profundamente arraigada.  Éste es el momento oportuno para examinar las causas de estas injusticias sistémicas, y para trabajar juntos para identificar soluciones concretas y posibles. Es nuestra responsabilidad que los políticos electos se hagan responsables de nuestras necesidades, y esto lo podemos lograr mediante la continua denuncia de estos problemas y el compromiso con el discurso civil. 

Debemos mantenernos firmes y no cansarnos nunca de focalizarnos en las prioridades de nuestra época –incluyendo el reconocimiento de los Latinos, su necesidad de mayor autonomía en todos los aspectos del gobierno y su inclusión como plenos participantes de nuestro proyecto democrático. Seguiremos llevando adelante nuestra constante lucha por: un Departamento de Educación que respecte y apoye a las escuelas públicas subvencionadas, y que colabore en la financiación de la educación pública; un aumento en el número de becas para el College y para el programa Pell; y un incremento en la financiación y apoyo a los programas de educación para adultos; el dominio del idioma Inglés, y las vías para conseguir la ciudadanía. También daremos voz al Presidente de la necesidad de establecer relaciones exteriores armoniosas con México y el resto de las Américas, de continuar con la política de apertura hacia Cuba, y de mantener una posición constructiva con Puerto Rico en su difícil situación económica.

Nuestro éxito a la hora de construir una nación mejor para nuestros hijos dependerá de nuestra habilidad para mirar más allá de las disonancias y enfrentamientos del año pasado. El tiempo de las elecciones democráticas ya ha pasado, y la temporada que se nos avecina requiere solidaridad,  apertura de mente y diálogo, así como voluntad para desarrollar soluciones reales. Nuestro diálogo debe ser inclusivo, meditado  y sustancial, en lugar de divisivo y lleno de odio. Debemos aprovechar las ventajas de ser una nación dotada de tanta diversidad de talento, conocimientos e ideas. Debemos continuar con el trabajo empezado por las generaciones anteriores – el trabajo de forjar los ideales democráticos que nos hacen fuertes. 

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