[OP-ED]: En el cumplimiento de la ley migratoria, les presento al nuevo jefe, igual que el viejo
Los liberales y los conservadores comparten el mismo tic cuando se trata de imponer la ley migratoria: Deportan a tantos inmigrantes ilegales como lo desea su frío co
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Los liberales y los conservadores comparten el mismo tic cuando se trata de imponer la ley migratoria: Deportan a tantos inmigrantes ilegales como lo desea su frío corazón--los demócratas para proteger los puestos de trabajo de los sindicatos y los republicanos para revertir lo que consideran que es la latinización de los Estados Unidos. Pero después, como ninguno de ellos desea ser visto como un ogro, se sienten obligados a cubrir esas remociones con lenguaje alarmista.
El ex presidente Obama afirmó que el número récord de deportados durante su gobierno se debió, principalmente, a los “miembros de las maras”--3 millones de ellos. ¿Quién iba a pensar que Estados Unidos estaba tan infestado de pandillas? Los que cubrimos la noticia sabemos que Obama--tras debilitar la discreción de funcionarios federales y locales--deportó veintenas de mucamas, campesinos, y viejitas que vendían tamales sin licencia.
Ahora el presidente Trump, que prefiere el término de “hombres malos”, usando la mentira de Obama afirma que, de los 680 inmigrantes ilegales apresados en una docena de estados y asignados a ser deportados por su Departamento de Seguridad del Territorio (DHS, por sus siglas en inglés), la mayoría son delincuentes. El gobierno dice que algunos hasta tenían condenas penales. Pero en un hecho perturbador, que revela una profunda falta de comprensión de la ley migratoria, un funcionario del DHS dijo que el mero acto de estar en el país sin documentos era suficiente para caracterizar a alguien de “inmigrante criminal”. Incorrecto, no lo es. Las leyes de inmigración se basan en el derecho civil.
Aparentemente, el confuso y desgarrador asunto de las deportaciones--con todas esas familias divididas, protestas públicas y niños llorando--se encuentra en la intersección de “Esperanza y Cambio” con “Hagamos un Estados Unidos gran otra vez”.
Los de la izquierda se ofendieron y reaccionaron ante esa comparación. Pero los hechos no los apoyaban.
CNN sacó al aire lo que debe haber sido una parodia en que Jorge Ramos, de Univisión--un partidario demócrata que se hace pasar por periodista--expresó a Anderson Cooper que Trump cambió las reglas. Según Ramos, Obama solo deportó a los que habían sido “condenados por delitos”.
Eso es una locura. Ramos--cuya hija trabajó para la campaña de Hillary Clinton--debe salir de Miami y pasar al frente del debate de la inmigración: el sudoeste. Cuando llegue a San Diego, lo recogeré en el aeropuerto, le compraré unos tacos y le presentaré a un teniente de policía jubilado, de una ciudad suburbana, que me dijo que su oficina tenía un escritorio especial para los agentes de inmigración de Obama. Llegaban los sospechosos por otros delitos y, si no podían demostrar una categoría legal, se los llevaban los federales. Y los enviaba fuera del país. Sin papeles, sin foto, sin nada.
Jorge, ésos eran los Estados Unidos de Obama. Compréndelo. De lo contrario, sólo estás creando más niebla.
Entonces, disipémosla. Cuando oigan hablar de esas redadas de inmigración y la forma en que los inmigrantes se sienten aterrorizados, aun cuando estén legalmente en el país, recuerden tres cosas.
--No sabemos, y quizás nunca sepamos, si fueron redadas o detenciones específicas como sostiene el gobierno, y si fueron resultado de una orden de Trump. David Marin, director de operaciones de remoción en la oficina de los Servicios de Inmigración y Control de Aduanas de Los Angeles, dijo a la Associated Press que la agencia lleva a cabo esas operaciones a menudo. Marin dijo que la operación de California fue planeada “antes de que el gobierno emitiera las actuales medidas ejecutivas.”
--Estados Unidos tiene derecho a proteger sus fronteras, imponer la ley y deportar a los indocumentados. ¡Ésa es la manera en que los agentes de la Patrulla Fronteriza--alrededor de la mitad de los cuales son latinos--se ganan la vida! Muchos de los indocumentados son buenas personas que contribuyen a la sociedad. Aún así, algunos se han contentado demasiado con vivir donde no deberían. No pueden sorprenderse con lo que está ocurriendo.
--De todas formas, tal como expresara el ex director de ICE, John Morton, no podemos resolver nuestros problemas migratorios deportando gente. Que tengamos el derecho de mandar de vuelta a los indocumentados no significa que debamos ejercer ese derecho siempre. Las deportaciones masivas constituyen una pésima política pública. El problema migratorio tiene muchos componentes: una frontera porosa, escasez de mano de obra en industrias como la agrícola, adolescentes perezosos que no desean hacer el trabajo que hicieron sus abuelos, 11 millones de indocumentados, el hecho de que los empleadores estadounidenses estén adictos a la mano de obra ilegal, etc. Imponer la ley migratoria, aunque esté justificado, no es una panacea.
Atención con las tergiversaciones. La política migratoria de Estados Unidos tiene nuevos administradores. Pero, con distinto nombre, todo sigue como siempre.
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