En mi modesta opinión, Zinedine Zidane está entre los cinco mejores jugadores de todos los tiempos. Sí, yo colocaría a Zizou al lado de Pelé, Maradona, Johan Cruyff y Alfredo Di Stéfano. Sé que muchos pensarán que estoy equivocado pero, como dice el dicho “en cosa de gustos, no hay nada escrito”.

Lo que nadie puede negar –y me baso en las estadísticas para demostrarlo- es que Zidane ha sido el mejor futbolista francés que ha pisado un terreno de juego. Solo él, marcando dos goles en la final a Brasil, condujo a su selección a ganar la Copa del Mundo. Además, dos años después, Zizou guió a los galos a conquistar la Eurocopa y seis más tarde, al subcampeonato en el Mundial 2006, algo de lo que ni el gran Raymond Kopa ni Michel Platini pueden presumir.

Si hablamos de soccer a nivel de clubs, la labor de Zidane también fue inigualable. Su espectacular gol de bolea, en la final disputada en Glasgow en 2002, que dio al Real Madrid el triunfo sobre el Bayer Leverkusen (2-1) aún brilla en la retina de los aficionados madridistas. El paso del astro francés por la capital española dejó tal huella que todavía, al formarse equipos amateurs de chicos que inician la tercera década de su existencia, suele ser más solicitado el número 5 (el que lucía Zizou) que el popular 10.

Tras su retirada, el jugador francés y su familia se quedaron a vivir en la capital de España y el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, fue lo suficientemente sabio para mantener a Zidane cerca de la casa blanca. Cuando hace once meses el máximo mandatario del coloso del fútbol español destituyó como entrenador a Rafa Benítez, no dudó en colocar a Zizou al frente del primer equipo. Las críticas cayeron rápidamente sobre Florentino: “que si al francés le falta experiencia como entrenador, que si jamás ha dirigido a una escuadra de tanto nivel…”

Sin embargo, los resultados rápidamente dieron la razón al presidente blanco. Zizou firmó el mejor registro para un entrenador debutante en el Real Madrid. El cuadro merengue perpetró una espectacular remontada y puso en jaque al FC Barcelona en la liga. En la Champions, Zidane salvó una eliminatoria tras otra, guiando al Madrid a conquistar su undécima Copa de Europa. 

¿La clave del francés para lograr el éxito? Muy simple: manejar con habilidad a un complicado grupo de jugadores lleno de egos. Para ello, Zizou cuenta con un historial como futbolista imposible de igualar, ni siquiera por el mismísimo Cristiano Ronaldo. Con los duros periodistas españoles, Zidane también supo actuar inteligentemente. Sus conferencias de prensa se convirtieron en un bálsamo, donde brillaba el buen humor y hasta las sonrisas –José Mourinho, ¡cuánto podrías aprender del francés!-

Esta temporada la tónica ha sido muy parecida. El Madrid no siempre ha convencido, pero sus números siguen siendo espectaculares. En la Liga, un torneo que el club blanco no gana desde 2012, es un líder firme. En la Champions, el Real ya se ha clasificado para la siguiente ronda. En la Copa del Rey, Zidane se dio el gustazo de hacer debutar a su hijo, Enzo, de 21 años, quien obsequió a su padre con un gol ante la Cultural Leonesa.

Estamos a las puertas del partido europeo que focaliza más que ningún otro la atención mundial: el clásico que jugarán este sábado, en Barcelona, Barça y Madrid, al que el club capitalino llega con seis puntos de ventaja. 

“Para ellos es un partido más, para nosotros será como una final, porque si no ganamos quedaremos muy descolgados”, declaró esta misma semana el mismísimo defensa central estrella del Barcelona, Gerard Piqué.

Zidane está de acuerdo con el marido de Shakira. El francés observa el duelo ante el Barça de forma reflexiva, sabiendo que tiene todo que ganar y muy poco que perder. Zizou vuelve a eximir como arma su enorme tranquilidad, esa virtud que tan buen resultado le ha dado al frente de un club tan poderoso como el Real Madrid.