Sí, lo sé, parecía imposible que el Presidente Trump pudiera encontrar consejeros más extraños y chocantes que Stephen Bannon y Kellyanne Conway, ¿no es cierto?  ¡Sorpresa!, lo logró con la adición a su círculo de confianza de un tal Stephen Miller, un individuo con un aspecto de zombi que da miedo. Increíblemente la atmósfera de una Casa Blanca habitada por una especie de fenómenos de circo se ha vuelto aún más extraña.

Miller, quien es nada menos que el consejero político principal de Trump se dio a conocer al país el domingo pasado a través de cuatro shows de televisión. Sin duda causó una impresión imborrable con sus ojos vacíos, sus movimientos rígidos y su repetición mecánica de los desacreditados argumentos de la Casa Blanca sobre el escándalo de los contactos con el gobierno ruso del Asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn (obligado a renunciar el lunes por mentir sobre estos contactos), así como de la debacle de la prohibición de viajes que él. Miller, ayudó a crear.

Pero nada de lo que dijo Miller resonó más que sus palabras acerca de los poderes supuestamente ilimitados de Trump. El funcionario demostró un desvergonzado irrespeto por la constitución e hizo públicas las ambiciones despóticas del recién electo presidente.

 “El resultado final de esto, sin embargo, es que nuestros opositores, los medios, y el mundo entero pronto verán, cuando comencemos a tomar otras acciones, que los poderes del presidente para proteger nuestro país son sustanciales, y no pueden ser cuestionados”, Miller declaró en Face the Nation.

Es decir, ¿a quién le importan el pueblo, la prensa, la constitución y las cortes?

Según Miller, Trump, el presidente más impopular del que se tenga memoria, es prácticamente omnipotente, un diosecillo de pacotilla que “comenzará a realizar nuevas acciones”, cualquier cosa que eso signifique. Y nadie puede cuestionarlo.

La trayectoria de Miller es una de racismo y odio a los inmigrantes. Antes de su ascensión a la Casa Blanca, Miller fue ayudante del desvergonzadamente antiinmigrante Jeff Sessions, el ex senador de Nevada quien es el nuevo fiscal general de la nación. Sus convicciones extremistas eran ya conocidas desde su época de estudiante, según ha revelado una investigación de Univisión.

No nos equivoquemos, Trump les ha declarado la guerra a los inmigrantes y las cosas se van a poner mucho peores. Es por eso que Trump se ha rodeado de desvergonzados mentirosos como Bannon, Sessions, Miller y otros por el estilo, el elemento más racista y reaccionario de la nación.

Hace unos días el temible ICE arrestó a más de 600 personas alrededor del país. Y aunque la línea oficial es que ICE está concentrándose en los criminales violentos y peligrosos, todos sabemos que lo más probable es que muchos de los detenidos no hayan hecho otra cosa que violar las leyes de inmigración. 

Este es el caso de Guadalupe García de Rayos, una madre de dos adolescentes nacidos en EE.UU., quien ha residido en Phoenix por más de 20 años. 

García de Rayos había sido arrestada hace 10 años por usar una identificación falsa para conseguir trabajo, pero dado que no representaba ningún peligro y tenía dos hijos norteamericanos, el gobierno de Obama decidió no deportarla.

Pero las cosas han dado un terrible vuelco desde que Trump ocupa la Casa Blanca. El miércoles pasado García de Rayos se presentó en el edificio de ICE en Phoenix para un chequeo anual, cosa que había hecho en siete ocasiones anteriores. Esta vez, fue deportada a México mientras sus hijos y una airada comunidad protestaban tal abuso.

 “Lo que le sucedió anoche a Guadalupe García de Rayos es una farsa”, afirmó Greg Stanton, el alcalde demócrata de Phoenix. “Ella ha vivido y trabajado pacíficamente en el Valle por más de dos décadas, y según todos los que la conocen ha hecho una vida y contribuido a la comunidad. Ahora la han arrancado de su familia”.

La crueldad, el prejuicio y la mendacidad son las características definitorias de la mal llamada administración de Trump. 

Hay que estar preparados para los muchos miles de Guadalupes que serán perseguidas, arrestadas e inmisericordemente deportadas por las fieras y payasos del lamentable circo de la Casa Blanca.