Al igual que otras veces en la historia, artistas o atletas parecen estar delante de la curva, sin duda muy por delante que los líderes políticos.

Tomemos a Mónica Puig por ejemplo.

Ella es la Puertorriqueña de 23 años, que la semana pasada, deslumbró al mundo con la fuerza de su personalidad y la fuerza del atletismo al ganar medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Brasil. La primera vez en la historia que una mujer o un hombre de Puerto Rico han alcanzado el más alto honor Olímpico.

¿Quién lo iba a esperar? Ella no es más que una jugadora de tenis quien dedicó los últimos 20 años de su vida a dominar el honor de poder doblegar los rivales en la cancha de tenis. ¿Pero qué tan grande es esta lección de vida para los políticos, pastores, líderes de la ciudad, los empresarios de la comunidad y todos los latinos en el país? Si cualquiera de nosotros pudiera entender o captar las lecciones que entraña la joven jugadora puertorriqueña, Lo vería mientras se la miraba llorar de emoción frente a las cámaras de televisión cuando la bandera de Puerto Rico fue izada acompañada por “La Borinqueña”, tema que para los puertorriqueños ya se ha convertido en su propio himno nacional.

¿Quién no lo haría? Cuando vemos en su rendimiento y su personalidad el tipo de actitud que tanto escasea en los círculos alrededor de esta ciudad, especialmente de aquellos que se llaman a sí mismos puertorriqueños, o latinos o amigos de los latinos, o de la economia latina.

Lo de Mónica tiene llama...

En el 100 aniversario desde que los puertorriqueños se convirtieron en ciudadanos de Estados Unidos, y que AL DÍA está celebrando a través de una cobertura completa por un año sobre el palpitar de Puerto Rico. Nuestros esfuerzos via crowdsourcing y recaudación de fondos para hacerlo posible y gestionados por una joven reportera, Jamila Johnson, no son en vano… pero aún tenemos bastante que luchar por nosotros mismos.

Porque necesitamos también de la lucha de los otros líderes de Puerto Rico en esta ciudad.  Y los otros líderes latinos que ya han alcanzado el éxito económico. Está en ellos el completar ese pequeño gesto de valor y tener el coraje de decirle a esta joven reportera: “Creemos en ti... Queremos que cuentes estas historias. Queremos que nos saques del anonimato. Queremos que puedas mostrar lo que realmente somos... orgullosos ciudadanos de Estados Unidos que venimos de origen boricua al igual que Mónica!”