El país necesita otro multimillonario tratando de comprar la presidencia como un Cristo dos pistolas. No, Mike, ya compraste un tercer mandato como alcalde de la ciudad de Nueva York, y fue un desastre para los trabajadores de la ciudad.

Esta vez, tu primer evento público después de declarar tu intención de buscar la nominación presidencial del Partido Demócrata no fue exactamente un generador de confianza. (Quiero decir, actualmente eres demócrata, ¿verdad? Pregunto porque has sido republicano y también independiente, es decir, has cambiado de color tantas veces, que es realmente difícil estar seguro de dónde te posicionas políticamente en estos días)

Me refiero a tu aparición el domingo pasado en el Christian Cultural Center, una megaiglesia mayormente negra en Brooklyn, donde te disculpaste por tu apoyo a la estrategia policial racista de "detener y registrar" (stop and frisk) que pusiste en práctica durante una década, y que tan recientemente como enero todavía defendías a capa y espada.

"Me equivoqué", declaraste con toda seriedad. "Y lo siento".

Mike, para que lo sepas: nadie creyó en tu disculpa que destila oportunismo. Fue un momento vergonzoso y no te hará ningún bien con los votantes latinos y negros.

Después de todo, según el New York Times, "en la cima del programa, las disparidades raciales en su aplicación eran casi increíbles. De los 575,000 detenidos en 2009, las personas negras y latinas tenían nueve veces más probabilidades de ser paradas por la policía que las personas blancas (aunque, una vez detenidas, no tenían más probabilidades de ser arrestadas). En 2011, los agentes de policía realizaron alrededor de 685,000 paradas; el 87 por ciento de los detenidos eran negros o latinos ".

Sin embargo, recuerdo que dijiste esos días que la policía detenía desproporcionadamente a los blancos. Increíble. ¿Se puede estar más ciego o, siento decirlo, ser más racista?

Quizás luzcas bien al lado del actual ocupante de la Casa Blanca. Pero, eso no es ningún mérito: cualquiera luciría bien comparado con Trump. No, Mike, vete a casa, el país no te necesita ni te quiere.