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La clase de reporteros durante el día de la graduación.  Archivo AL DIA
La clase de reporteros durante el día de la graduación.  Archivo AL DIA

Los primeros redactores de AL DÍA | OP-ED

Su formación apenas alcanzaba el bachillerato, pero con ellos AL DÍA siguió adelante y dotó de personal a su primera y modesta redacción en los años 90.

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Todavía recuerdo cuando organicé el primer ‘Taller de Redacción y Reportaje’ en un oscuro sótano de una iglesia de la calle Nedro, en el barrio de Olney, al norte de Filadelfia, para formar a la que sería la primera promoción de redactores de AL DÍA.

Al ser un medio de noticias en un barrio hispano, no tuvimos el lujo de poder contratar a nuestros redactores en la Escuela de Periodismo, ya que en 1991 no había ni un solo graduado de ascendencia latina, por no mencionar el hecho aún más evidente de que no podíamos permitirnos un salario si encontrábamos a uno.

No obstante, en línea con la trayectoria de AL DÍA, seguimos adelante y tratamos de sacar lo mejor de las circunstancias limitantes.

Pudimos encontrar ordenadores MAC Plus de segunda mano en una tienda que descubrimos en California.

Pusimos un anuncio en nuestro periódico en blanco y negro en el que pedíamos a quien quisiera asistir a un taller de redacción y reportaje que lo solicitara. 

Llamé al pastor Efraim Cotto y le pregunté si tenía la amabilidad de permitirnos impartir las clases en el sótano de su iglesia, entre la calle Nedro y la calle 6.

AL DÍA era entonces una empresa ubicada en el hogar de su fundador y único empleado, en la calle 5, a cuatro manzanas de la Iglesia donde se celebró el primer ı para escarnio de algunas personas del barrio.

El ‘Taller de Redacción y Reportaje’ fue patrocinado financieramente por PNC Bank, gracias al Sr. Donald L. Haskin, ex reportero del Philadelphia Inquirer y luego director de Comunicaciones de la institución financiera. Y más tarde, gracias al Sr. Charles Fancher, responsable de relaciones públicas del ‘Inky’, en aquellos lejanos años de la década de 1990, cuando el Philadelphia Inquirer era la empresa fuerte en la calle Broad, en el momento en que AL DÍA luchaba por sobrevivir a duras penas en el barrio latino del norte de Filadelfia.

Este viejo recuerdo, enterrado bajo unos intensos 25 años como editor, brotó cuando vi en una publicación en las redes sociales una foto de las nuevas y prometedoras caras de los jóvenes reporteros que ahora se incorporan al programa de aprendizaje de medios de comunicación multiculturales, multimedia y multilingües de la Fundación AL DÍA.

Cuando nosotros empezábamos a gatear por el norte de Filadelfia, estos jóvenes, entonces unos críos, también lo hacían, probablemente tropezando, como nosotros, y aprendiendo en algún patio de un jardín de infancia o de una escuela primaria.

Hoy, con veintitantos años, Tiffany, Oscar, Héctor, Kianni -por nombrar a los más recientes- tienen muchos puntos para convertirse en los nuevos narradores que la ciudad necesita urgentemente para documentar adecuadamente su próximo capítulo -ahora totalmente multicultural, como son estos jóvenes- de su rica historia. 

Sin ser del todo conscientes, AL DÍA ha estado formando reporteros sin parar durante las últimas tres décadas, enviándoles tras su “graduación” como exalumnos de AL DÍA a puestos de redacción desde Filadelfia a Los Ángeles, en una generosidad de costa a costa de la que no son del todo conscientes algunas organizaciones que se han beneficiado de ese talento tan bien formado.

Uno que vino de El Paso (Texas), por ejemplo, está hoy allí, en Los Ángeles (California), al servicio de COMCAST, la mayor entidad corporativa de nuestra ciudad. Algunos trabajan ahora aquí en el Philadelphia Inquirer, en WHYY o en NBC 10 y otros han encontrado empleo en el gobierno y en departamentos de prensa como expertos en comunicación bilingüe.

De izquierda a derecha, Donald L. Haskin, del Banco PNC Bank, patrocinador del taller, el Rev. Efraim Cotto, pastor de la iglesia donde éste se realizó, y Hernán Guaracao instructor del taller.  Archivo AL DIA

25 años después, AL DÍA ya no contrata a recién graduados del bachillerato, como hicimos en nuestros primeros tiempos en el barrio de Olney (me viene a la memoria el nombre de la última que contratamos, Geradline Rosado, del Edison High, en el año 2000), sino a las nuevas promociones de licenciados que salen de las escuelas de periodismo con sus títulos bajo el brazo, pero con poca o ninguna experiencia que les haga empleables en una redacción profesional.

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Sin embargo, son lo suficientemente buenos para nuestra “tienda de ligas menores” de la Fundación AL DÍA, donde los contratamos así de verdes y les damos la oportunidad -compensada con creces-, no sólo de afinar poco a poco sus plumas, sino, lo que es más importante, de reunir la confianza y paciencia necesarias para convertirlos en los nuevos profesionales multiculturales, multimedia y multilingües que nuestra industria de los medios de comunicación necesita con urgencia.

En medio de esta reinvención masiva de la industria de los medios de comunicación -con despidos, jubilaciones, cierres de periódicos y trastornos de todo tipo-, esta tutoría continua de la Fundación AL DÍA es nuestra modesta contribución a nuestro cuestionado ejercicio del periodismo y a sus actuales operaciones de medios de comunicación.

La Fundación Educativa AL DÍA Media pasa ahora al siguiente nivel, gracias a una donación inicial de los fundadores de AL DÍA, Elizabeth y Hernán Guaracao, y a una contribución del Instituto Lenfest de Periodismo, gracias a David Davidman, su presidente del consejo de administración, y a Jim Friedlich, su director ejecutivo.

La Escuela de Medios de Comunicación de la Universidad de Temple, la Universidad Cabrini, la Universidad de Arizona y la Universidad de Texas son hoy algunos de los socios de la Fundación AL DÍA en este esfuerzo por promulgar en Filadelfia lo que Eric Newton llamó “el modelo de hospital de enseñanza de la educación periodística”.

Significa ofrecerles a los jóvenes reporteros, una vez graduados, el año de práctica requerido para ser finalmente “licenciados”, por así decirlo, para desempeñarse con confianza y con las sólidas habilidades requeridas en la profesión, para la que fueron a la escuela con grandes sacrificios financieros de sus familias.

Desde nuestro corazón, este es simplemente el esfuerzo necesario para continuar empoderando a los jóvenes representantes de nuestras comunidades latinas y multiculturales “para que escriban sus propias historias”.

Confío en que en este próximo año 2022 se reconozca y apoye plenamente la necesidad de respaldar activamente proyectos como éste.

Cuando lo hagamos, estas nuevas generaciones de periodistas multiculturales, multimedia y multilingües del tipo que AL DÍA ha estado preparando silenciosamente durante casi tres décadas, vendrán con más frecuencia a sustituir, con buenas credenciales intelectuales y mejores habilidades prácticas, a los muchos profesionales meritorios que se acercan al final de las carreras en las organizaciones de noticias del pasado.

Con la ayuda de todos nosotros, los veteranos de la profesión, ellos también pueden venir a ocupar con audacia, como periodistas emprendedores y líderes de los nuevos medios, el amplio espacio que ahora está abierto para que los más disciplinados y con visión de futuro se mantengan firmes en esta increíble experimentación que está ocurriendo en los medios de comunicación del siglo XXI, perturbada por la tecnología, sí, pero aún más por la vasta transformación demográfica de nuestra nación.

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