La indignación, falsa, por supuesto, de algunos políticos porque Alexandria Ocasio-Cortez se atreva a llamar a las cosas por su nombre sería ridícula si no fuera por la maldad que esconde. 

El más reciente ejemplo de tal hipocresía tuvo lugar la semana pasada, después de que la congresista del Bronx dijera que la administración de Trump mantiene "campos de concentración" en la frontera con México. 

"El hecho de que los campos de concentración ahora sean una práctica institucionalizada en este país es extraordinariamente preocupante, y tenemos que hacer algo al respecto", dijo AOC. "Una presidencia que crea campos de concentración es fascista, y es muy difícil decir eso". 

Los republicanos, sumisos al merolico de la Casa Blanca, de repente se ofendieron por la terminología de AOC. Sin embargo, no pronunciaron una sola palabra de protesta acerca de las crueles condiciones en los centros de detención. 

“Haznos un favor a todos y dedica unos minutos a aprender un poco de historia real. 6 millones de judíos fueron exterminados en el Holocausto. Degradas su memoria y te deshonras con comentarios como este ", dijo en un tuit Liz Cheney, la tercera republicana en la Cámara, erigida de pronto en implacable jueza de la moral. 

Pero como alguien dijera en otro tuit: "Si no tiene ningún problema con el uso de la palabra 'invasión' para describir a las personas que solicitan asilo, no tiene autoridad moral para objetar la frase 'campo de concentración' para describir a esas mismas personas detenidas en condiciones inhumanas ". 

“¿Sabes qué es ‘ofensivo?’, escribió otro lector. "Violar los Convenios de Ginebra, el derecho estadounidense e internacional al encarcelar ilegalmente a los solicitantes de asilo, separar a la fuerza a los niños de sus familias, encerrar a los humanos en perreras, obligar a los humanos a dormir en fríos pisos de gravilla y concreto, con solo mantas de aluminio y sin acceso a jabón o cepillos de dientes. ¡Buscar asilo NO ES ILEGAL!” 

La hipocresía es repugnante.