[OP-ED]: Dar un respiro a Corea del Sur
¿Cómo se les puede ocurrir esto? Según informes de prensa, el gobierno de Trump está considerando retirarse del Acuerdo de Libre Comercio EE.UU.-Corea del Sur,…
No es de sorprender que haya habido enormes reacciones negativas. La cuestión claramente enojó a los surcoreanos y a muchos norteamericanos.
“La Locura Comercial Coreana de Trump” tituló el Wall Street Journal su editorial. En un comunicado de prensa, los presidentes republicanos y los altos miembros demócratas de dos comités comerciales del Congreso—el Comité de Finanzas del Senado y el Comité Financiero de la Cámara—advirtieron los riesgos de abandonar el acuerdo. “La última prueba nuclear de Corea del Norte subraya una vez más la importancia vital de la fuerte alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur. ... No debemos retirarnos del acuerdo.”
Un grupo consultor—compuesto de miembros de empresas, sindicatos y organizaciones sin fines de lucro—se hizo eco de ese mensaje: “No debemos permitir que disputas bilaterales indiquen fricción o debilidad alguna en nuestro mutuo apoyo.”
El gobierno de Trump se queja de que Corea del Sur no compra suficientes exportaciones norteamericanas, lo que aumenta el déficit comercial crónico de Estados Unidos. En 2016, Estados Unidos tenía un déficit comercial de 27.700 millones de dólares en productos (automóviles, chips de computadoras, teléfonos celulares) con Corea del Sur. Sin embargo, esa cifra es engañosa, como señala el economista Jeffrey Schott, del Peterson Institute, un centro de investigaciones. Schott indica que Estados Unidos tiene un excedente de alrededor de 10.000 millones de dólares en servicios (transporte, turismo y servicios legales), lo que reduce el déficit general con Corea del Sur a 17.600 millones de dólares en 2016.
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Además, como también señala Schott, el déficit con Corea del Sur constituye una parte mínima del déficit comercial total de Estados Unidos, incluso si solo se cuentan “productos”. En 2016, ese déficit fue de 737.000 millones de dólares; la porción de Corea del Sur (27.700 millones de dólares) representó menos del 4 por ciento. Las porciones de China, de la Unión Europea y de Japón fueron mucho mayores. Esas cifras sugieren que Trump persiguió a Corea del Sur porque era el blanco más fácil. Podría cumplir su promesa de la campaña de ser duro en cuanto al comercio barato.
Pero no es así. Si Estados Unidos finalizara el acuerdo de libre comercio, las exportaciones norteamericanas probablemente sufrirían, incluso si no hubiera represalias explícitas, que podría haberlas. Pongamos como ejemplo los automóviles. Antes del acuerdo, el arancel de Estados Unidos para las importaciones surcoreanas era un 2,5 por ciento, mientras que el arancel surcoreano para las importaciones norteamericanas era un 8 por ciento. Aunque podrían restaurarse ambos aranceles, el arancel surcoreano del 8 por ciento probablemente reduciría más las ventas norteamericanas de lo que el arancel del 2,5 por ciento reduciría las ventas surcoreanas.
En forma similar, las exportaciones de carne de cerdo de Estados Unidos, que han florecido con los profundos recortes arancelarios, perderían probablemente su porción del mercado, de la que se apropiarían otros países que tienen acuerdos de libre comercio. Tanto China como la Unión Europea tienen acuerdos de libre comercio con Corea del Sur. Todo eso implica que el rechazo de Trump del acuerdo de libre comercio sería una medida económica negativa además de una desastre geopolítico.
Lo mejor que podría ocurrir ahora es que el gobierno de Trump admitiera ese hecho. Anunciaría que posterga indefinidamente las negociaciones comerciales con Corea del Sur para centrarse plenamente en las amenazas nucleares contra Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, que son de trascendental importancia; las disputas comerciales, en cambio, son sólo asuntos menores.
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