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EL ASESOR DE Seguridad Nacional JohnBolton llega para una conferencia de prensa conjunta entre el Presidente de Estados Unidos Donald Trump y el Presidente de Brasil Jair Bolsonaro en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca el 19 de marzo de 2019 en Washington, DC. El presidente Trump está recibiendo al presidente Bolsonaro para una visita y conversaciones bilaterales en la Casa Blanca hoy. (Foto de Mark Wilson/Getty Images)
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El 17 de abril de 1961, apenas dos años después del triunfo de la Revolución Cubana sobre la dictadura de Fulgencio Batista, los Estados Unidos iniciaron una operación militar en la isla para derrocar a su líder, Fidel Castro. La invasión de Bahía de Cochinos fue derrotada por las fuerzas revolucionarias dirigidas por el mismo Castro en poco más de 60 horas.

Han transcurrido cincuenta y ocho años desde esa vergonzosa derrota, y contra todo pronóstico, la Revolución ha sobrevivido a las continuas agresiones y la hostilidad de su poderoso vecino del norte. Sin embargo, Washington no ha podido reconciliarse con esa realidad y hoy, 17 de abril de 2019, el asesor de seguridad nacional John Bolton viajó a Miami para anunciar, con típica arrogancia imperial, nuevas medidas punitivas no solo contra Cuba, sino también sobre Venezuela y Nicaragua, países que él describe como una "troika de tiranía".

Irónicamente, su discurso iba a ser pronunciado en la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos, la sede de los invasores derrotados que, como era de esperarse, son entusiastas partidarios de Donald Trump.

"Me complace anunciar que el 17 de abril me uniré a la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos en Miami para dar un discurso sobre los pasos importantes que está tomando el Gobierno para enfrentar las amenazas de seguridad relacionadas con Cuba, Venezuela y la crisis de la democracia en Nicaragua", el ultraderechista Bolton escribió en su cuenta de Twitter.

No era la primera vez que Bolton viajaba a Miami llevando su mensaje de odio. En un discurso allí el año pasado, habló sobre las sanciones recién impuestas contra Venezuela y Cuba y prometió sanciones adicionales contra Nicaragua.

En Miami, por supuesto, residen miles de cubanos, venezolanos y nicaragüenses que han llegado a los Estados Unidos después de abandonar sus países por razones políticas o económicas, lo que hace de la ciudad floridana un lugar ideal para que Bolton encuentre una audiencia favorable a las sanciones, pese a que estas no lograrán el "cambio de régimen" ansiado por Washington, sino que servirán solo para aumentar el sufrimiento y las dificultades de la gente de esas naciones. La hipocresía es brutal.

Uno esperaría que después de casi seis décadas de fracaso, Washington se hubiera dado cuenta de que se necesita con urgencia un nuevo enfoque de las relaciones con Cuba. El presidente Obama lo entendió, pero el gobierno de Trump tristemente ha regresado al pasado y ha cancelado los avances realizados.

Hoy, en el 58 aniversario de la victoria de Cuba, está más claro que nunca que la invasión de Bahía de Cochinos es un símbolo del estrepitoso fracaso​​​​​​​ del enfoque de los Estados Unidos con respecto a las relaciones con Cuba y América Latina.

Como alguien tuiteara ayer: "Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes. No hay nada más estúpido."