Lo que sucedió el martes por la noche no fue un debate. No fue otra cosa que una pelea a gritos, un intercambio de insultos que dejó al público perplejo, cansado y sin idea de cuál es la posición de los contendientes presidenciales sobre muchos de los temas que afectan a la nación.

Como era de esperar, Trump marcó el tono de la noche, gritando, mintiendo descaradamente, insultando a Biden e interrumpiéndolo para no dejarlo argumentar coherentemente sobre ningún tema.

MSNBC lo expresó de esta manera: “Como se le recordó al mundo anoche, el titular republicano se ha revelado como un fraude asustado y deshonesto, indiferente a las reglas, los límites y la realidad, incapaz de presentar una plataforma, una visión o un mensaje coherente. Lo que vieron los espectadores, en otras palabras, fue a Donald Trump siendo Donald Trump ".

Biden, por otro lado, estaba tranquilo y logró hacer algunos buenos puntos a pesar de perder el hilo de sus pensamientos un par de veces al comienzo del encuentro. Sin embargo, es difícil hablar en términos de quién ganó o quién perdió.

"No creo que ninguna de las partes haya ganado el debate", dijo Iris Fernández Mota: "Trump salió como un loco furioso e intimidante durante el debate, no respondió las preguntas y no mostró ningún tipo de autocontrol, mientras que la voz de Biden era demasiado suave. Necesitaba realmente poner a Trump en su lugar como cuando respondió sobre su hijo (respondió muy bien). La evasión y agresión de Trump trabajaron en su contra, especialmente cuando afirmó que los Proud Boys deberían retroceder y estar en espera ".

Francisco Yaniz, un periodista jubilado, dijo lo siguiente: “Creo que no hubo un ganador, pero sí un gran perdedor, Donald Trump. Se comportó como un niño mimado, sin respetar ni a Biden ni al moderador. Y el tipo se negó a condenar a los supremacistas blancos y, lo que es más grave, no aseguró que respetaría el resultado de las elecciones”.

Fue un evento vergonzoso y confuso que no hizo más que desacreditar aún más el estado de la democracia en el país y ad Albor’s column 09/30/20probablemente persuadió a algunos votantes potenciales de que no valía la pena ejercer su derecho en noviembre.

Sin embargo, después del desastre del martes, es aún más claro que el individuo fascista, corrupto y racista que ahora ocupa la Casa Blanca para la eterna vergüenza del pueblo estadounidense, debe ser derrotado, expulsado de Washington, enviado al infierno de donde vino.

 Vote, vote, vote. Es una cuestión de vida o muerte.