Es nuestra responsabilidad acudir a votar el martes
Tenemos que utilizar nuestro derecho de votar para construir el futuro de este país que queremos ver.
No lo demos por sentado. Nunca más. Jamás.
El acto de sufragar, esa preciosa herencia politica que olvidamos que tenemos, y que más frecuentemente tomamos por sentada, debe verse en estos tiempos tumultuosos y trascemdentales que corren como una muy alta responsabilidad de nosotros, los nuevos ciudadanos de los Estados Unidos.
Más allá del hecho de que es un derecho individual, consagrado en esa Escritura política de la nación –nuestra Constitución, o nuestra Declaración de Derechos, o nuestra Primera Enmienda, o nuestra Ley de Derechos Civiles al Voto– el acto de participar en la vida política de la nación a través del acto de votar, particularmente en la elección de la semana entrante, es una solemne responsabilidad.
Lo llamo responsabilidad, porque lo que está en juego es esta ciudad en la que vivimos, este Estado en el que trabajamos, y más aún, en el destino de la gran nación en que hemos decidido construir nuestro hogar.
Si permanecemos indiferentes, o el día de las elecciones simplemente estamos “demasiado ocupados” corriendo para ganarnos la vida, no es improbable que no podamos ganárnosla en el futuro.
Tomemos por ejemplo el acto diabólico que presenciamos en una sinagoga de Pittsburgh, aquí en nuestra ‘Commonwealth’ de Pensilvania, donde 11 almas fueron brutalmente segadas en otro ataque monstruoso en suelo sagrado de las Américas. Esos viles disparos no son muy diferentes de los de aquellos vigilantes que así detienen a los immigrantes en la frontera. A tiros, impunentemente. Sin que ningun medio de comunicación lo cuente.
La indiferencia, la insensibilidad y los comentarios cínicos, o, peor aún, el silencio absoluto en las esferas más altas de nuestro gobierno nacional y de los líderes del Congreso, debe interpretarse simplemente como un llamado a la acción, un verdadero llamado a la acción para aquellos que prefieren el civismo, la caridad y la verdad, que sabemos son la mayoría de los Americanos.
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Ya sea despertándonos temprano el próximo martes 6 de noviembre y acudiendo a votar a primera hora, o haciendo tiempo en nuestro ocupado día para pasar por los urnas, o corriendo para aprovechar esa última oportunidad antes de que cierren por la noche. Los ciudadanos Norteamericanos de todos los orígenes tenemos esta carrera por correr en frente de nosotros:
Esta carrera en que debemos vencer contundentemente a los que “primero vinieron por los immigrantes...”
Para volver a citar la memorable frase del pastor luterano alemán Martin Niemöller, adaptada a los tiempos que corren:
“Primero vinieron por los indocumentados, pero yo no dije nada porque yo no era indocumentado”.
“Luego vinieron por los judíos, y tampoco dije nada porque yo no era judío”.
“Luego vinieron por mí, cuando ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí”.
Vote el martes. Esta vez, esta vez en particular, no es exagerado decir que es un deber histórico.
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