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La semana pasada en Filadelfia se llevó a cabo una subasta ‘on line’ de embargos precautorios (‘tax liens’) de cerca de 1.000 propiedades en mora.

La venta de embargos precautorios socava el Banco de Terrenos

Puesto que usted está leyendo este editorial, debe saber que se llevó a cabo una subasta ‘on line’ de embargos precautorios (‘tax liens’) de cerca de 1.000…

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Puesto que usted está leyendo este editorial, debe saber que se llevó a cabo una subasta ‘on line’ de embargos precautorios (‘tax liens’) de cerca de 1.000 propiedades en mora.

La última vez que se llevó a cabo una venta de este tipo fue en 1997, bajo la administración del alcalde Rendell, y el Banco de Terrenos de la ciudad —formado en diciembre de 2014 para agilizar el proceso de recuperación de propiedades vacantes y con impuestos morosos— todavía está sufriendo el efecto.

Las ventas de ’tax liens’ proporcionan un flujo rápido de dinero a los municipios, pero los compradores privados tienden a mantener esta propiedades a más largo plazo que los municipios, y tienen menos poder para recaudar los impuestos debidos.

De acuerdo con un reporte de Next City del 2013 (cuando el concejal Bill Green había propuesto una venta de ‘tax liens’), “la meta de una compañía privada de cobros es quedarse con las propiedades problemáticas con estatus de ‘tax liens’ para incrementar el interés debido y maximizar su ganancia”. 

¿El resultado? Varios de los planes de desarrollo que incluían propiedades con embargos precautorios en manos de compañías privadas se quedaron “en el limbo”.

El Banco de Terrenos, una entidad municipal con la habilidad de absolver de manera inmediata los embargos preventivos que retiene el municipio, no tiene esa habilidad si los embargos precautorios son retenidos por agencias privadas; por lo que las propiedades problemáticas tardan mucho más en venderse y convertirse.

¿Por qué socavar el Banco de Terreno tan solo seis meses después de su creación?

Tal vez los miembros del consejo de la ciudad se han resistido a dejar transferir propiedades morosas de sus propios distritos al Banco de Terrenos, como la autora de la legislación, María Quiñones-Sánchez, predijo a principios de este año. Por otro lado, y más probable es que el daño que le hace al Banco de Terrenos las ventas de retención de impuestos es menos intencional que colateral.

A pesar de la reciente aprobación del aumento de impuestos de propiedad, de uso y ocupación, y de estacionamiento, el Consejo Municipal sigue corto de lo que el distrito escolar de Filadelfia ha pedido en costos operacionales para el año escolar que está por venir. Y con el presupuesto del Gobernador Wolf  centrado en educación cada vez más lejos de ser aprobado, tal vez el Consejo verdaderamente cree que está atrapado entre la versión urbana de Scylla y Charybdis —ruina y educación— y no ha podido hacer mejor cosa que optar por acortar la funcionalidad del Banco de Terrenos para poder mantener a flote las escuelas.

Mientras podemos apreciar este tremendo desafío ante el Consejo Municipal en términos de financiación por completo del distrito escolar, la venta de ‘tax liens’ parece ser una elección arriesgada y de poca visión —la última vez que esto sucedió, la ciudad no pudo pagar $46 millones del total que había prestado en impuestos debidos cuando los titulares privados demostraron no poder obtener la cantidad estimada—. Y durante el proceso amenazan con acabar con la entidad municipal que —si le damos el tiempo necesario para establecerse— es el mejor seguro para que la ciudad no tenga que subastar más embargos precautorios la siguiente vez que necesite obtener dinero fácil. 

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