Aquellos de nosotros a los que nos han dicho "regresen al lugar de donde vinieron" (¿y qué latino no ha escuchado esas palabras?) comprendemos a todos los niveles cuán despreciable es el racismo de Donald Trump.

"Es muy interesante ver a las congresistas demócratas 'progresistas', que originalmente vinieron de países cuyos gobiernos son una catástrofe total …ahora diciéndole a la gente de EE. UU. ... cómo dirigir nuestro gobierno", escribió Trump el domingo. "¿Por qué no regresan y ayudan a reparar los lugares totalmente rotos e infestados por el crimen de donde vinieron ...?"

No mencionó a las congresistas por nombre, pero no había necesidad. Todo el mundo sabe que se refería a Alexandria Ocasio-Cortez (NY), Rashida Tlaib (Michigan), Ayanna Pressley (Mass.) e Ilhan Omar (Minnesoa), jóvenes congresistas demócratas de color recientemente elegidas, que no han vacilado en criticar al presidente. Excepto Omar, que vino de Somalia cuando tenía 10 años, todas nacieron y se criaron en EE. UU. Pero, hey, ¿a quién le importa? No son blancas, son mujeres, son jóvenes, son inteligentes e incluso son honestas, una virtud rara que ha desaparecido de Washington desde que Trump llegó a la presidencia. Por lo tanto, son una amenaza y deben ser destruidas. 

Afortunadamente estas mujeres no son delicadas florecitas, y no perdieron tiempo en contestarle al racista en jefe.

"Lo que le molesta es que no puede concebir una América que nos incluya. Usted quiere una América asustada para tu saqueo", dijo AOC. "Además de no aceptar a un Estados Unidos que nos eligió, tampoco puede aceptar que no le tenemos miedo".

En esta era de noticias falsas, presidentes falsos y democracia falsa necesitamos la mayor cantidad de verdad posible. Más poder para estas cuatro valientes y orgullosas estadounidenses.