La política de Filadelfia: La importancia de Nelson Díaz
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El próximo martes, los residentes de Filadelfia tendrán un candidato demócrata para las elecciones a la alcaldía de noviembre.
Las encuestas y los expertos ya coronaron al ganador –como suelen hacer las encuestas y expertos— y la conclusión anticipada presenta inquietudes sobre a quién se le otorga credibilidad y autoridad en nuestra ciudad mayormente minoritaria. (La población afroamericana, latina y asiática combinada constituye un 64.4 por ciento de la población total de Filadelfia según las cifras del censo de 2010.)
Los contendientes han sido tres hombres afroamericanos de tres generaciones y temperamentos distintos y un candidato latino.
Debido a que es el único representante de una comunidad creciente que se irrita ante su falta de representación política, Nelson Diaz ha tenido que soportar el peso de muchas esperanzas, expectativas y percepciones falsas sobre sus hombros.
Lo ha hecho, la mayoría de las veces, con aplomo y tolerancia. De hecho, le ha tocado mayoritariamente a los comentaristas como yo señalar las maneras en que, desde el principio, los creadores y artífices de opinión en la ciudad han trabajado por descartar a Díaz como un candidato viable y descartar a los electores latinos como un verdadero factor en las elecciones.
Ha sido exasperante.
Díaz es el candidato más progresivo –con una carrera profesional que evidencia que sus plataformas bien definidas de justicia social, educativa y económica (y su intersección con las políticas ambientales) han sido lo importante de toda la vida – pero Jim Kenney ha sido a quien los medios han ungido como el abanderado progresivo.
La perspicacia jurídica de Lynne Abraham durante sus años como Fiscal de distrito ha sido debatida a fondo (para bien o para mal) durante la campaña, pero no así los períodos de Díaz como abogado procurador municipal, como juez del Tribunal de primera instancia de Filadelfia, y como abogado general para el Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos. Tampoco lo ha sido la imagen empresarial de Diaz, a pesar de haber sido miembro de la junta directiva de Exelon y PECO.
No. El debate sobre la candidatura de Díaz se ha centrado mayormente en la imposibilidad de que sea electo porque los latinos (supuestamente los únicos que votarían por un candidato latino) o no están registrados, o no se presentan a las urnas en suficientes números. Si la campaña de Díaz para alcalde ha hecho algo, ha sido dejar claro para nosotros que hay muchas personas que tienen interés en que la cada vez mayor población latina no sienta su poder político.
Que la población latina quizá realmente aún no crea que una elección podría depender o cambiar por nuestro voto, sin embargo, es falta nuestra como comunidad. Los líderes como Ángel Ortiz e Israel Colón han exhortado la participación del elector latino, al igual que lo ha hecho AL DÍA en un editorial tras otro. Es lo más y lo mejor que nosotros, como organización de medios noticieros, podemos hacer.
Y es que AL DÍA News Media no apoya a candidatos. Aunque un 'troll' de los medios sociales caracterizó una columna anterior mía sobre Lynne Abraham, María Quiñones-Sánchez y Helen Gym como apoyo oficial, realmente se trataba de una columna personal sobre las agallas y tenacidad que comparten esas tres mujeres –cualidades que admiro enormemente. La verdad es que, cada candidato a alcalde de esta temporada tiene una u otra calidad que yo personalmente encuentro admirable. Creo que Doug Oliver es una combinación dinámica de carisma, inteligencia, humildad y genuinidad. Creo que Anthony Williams realmente entiende la diversidad. Creo que Milton Street habla desde el corazón. Creo que Jim Kenney es inagotable y un trabajador impresionante. Y creo que Nelson Díaz es lo que realmente lo dice que es.
Con lo que quiero decir, que creo que no sólo es una opción histórica para la alcaldía, sino una opción íntegra.
Lo que no quiere decir que estoy de acuerdo o que me guste todo lo que ha hecho durante esta temporada de campaña. Algunas de sus escogencias (su alineación al inicio con Manny Morales, su ausencia en el foro de inmigración dirigido por la comunidad) no encajan bien conmigo. Pero…
Surgió de la pobreza y nunca olvidó el peso que cobra la pobreza a las personas atrapadas por estructuras sociales a las que no les importa cuán decentes son o cuánto luchan por progresar (estructuras sociales que, debe decirse, se han convertido cada vez más castigadoras respecto al “pecado” de no tener dinero). En una ciudad como Filadelfia, en la que una de cada cuatro personas vive en pobreza, esto importa.
Llegó a la cima de su profesión –pasando rápidamente por varias primicias en el camino— y se convirtió en abogado y en un juez que no solo sirvió en el Tribunal de primera instancia sino también fue miembro del Comité sobre Discriminación Racial y de Género del Tribunal Supremo de Pensilvania en el Sistema de Justicia. En un estado como el nuestro, en donde únicamente el 7 por ciento de los jueces son jueces de color, y los jóvenes de color se enfrentan a un sistema de justicia penal con disparidades de dictamen de sentencias profundamente arraigadas, esto importa.
En el camino, Diaz estableció la primera organización estudiantil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Temple para estudiantes afroamericanos y latinos y dotó la primera cátedra sobre Derechos Civiles latinos; resolvió una acumulación de litigios de derechos civiles pendientes para el Ministerio de la Vivienda y Desarrollo Urbano de los EE.UU.; creó una coalición entre las asociaciones de comerciantes latinas y afroamericanas en Filadelfia; trabajó con unidades operativas de corrupción y disciplina policiaca; estuvo a cargo del departamento jurídico del ex alcalde John Street y pasó tiempo en Perú y Japón para estudiar sus sistemas legales y judiciales. En una ciudad mayormente minoritaria que es cada vez más global, como la nuestra, todo esto es importante.
Díaz ha cumplido o excedido cada medida por la que se juzga a un candidato a alcalde y lo ha hecho mientras gran parte de los medios riéndose, lo retrataron como alguien escandaloso y estrafalario que aspiraba a algo que estaba fuera de su alcance.
A pesar de constituir el 13.3 por ciento de la población de Filadelfia, sólo tenemos una representante latina en el concejo municipal. Contamos con distritos legislativos con circunscripciones electorales manipuladas para asegurar que no aspiremos a más de lo que ya tenemos. Tenemos personas que nos dicen una y otra vez que no votaremos. Personas que nos dicen que aún si votamos, no somos suficientes como para que realmente importe. Tenemos las migajas del poder político otorgado por obligación de 'la nobleza', y caracterizaciones que dicen que el apoyo a los latinos por parte de los latinos es política de identidad.
Y tenemos un candidato a alcalde.
Tenemos un candidato a alcalde quien, por lo general, ha logrado quedarse arriba para mantener sus manos sobre el arado y sus ojos en el premio. De forma insistente, tenaz y hasta generosa, Díaz ha permanecido en la contienda a la espera de (y quizá debido a) una comunidad Latina que necesita líderes disciplinados y que quiere una gran voz y participación en la creación del futuro de Filadelfia. Esto es importante. Esto es enormemente importante.
Así que no califiquen esto como una columna de apoyo oficial porque --¿recuerdan?—AL DÍA no respalda a un candidato u otro. Pero pueden calificar esta columna como un tributo personal y absolutamente desvergonzado a Diaz.
Y ya que no puedo escuchar la palabra tributo sin pensar en los Juegos del Hambre (con su competencia cruelmente entretenida para ver quién aún quedará de pie al final), admitiré que hay dos candidatos a los que me alegraría ver salir de esto victoriosos, varios sobre los que no me quejaría, uno que me perturbaría y uno que me haría rechinar los dientes.
Ya que aún no es martes y que todavía hay tiempo para expresar un deseo por la contienda en sí… oye, Nelson, que las probabilidades estén por siempre a tu favor.
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