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EFE
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La imparable marcha de Trump es una mala noticia para los republicanos

En la Florida, el premio mayor entre los estados en disputa, el vulgar multimillonario se anotó una victoria decisiva obteniendo los 99 delegados del estado y…

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Luce cada vez más probable que la elección presidencial que se avecina sea una contienda entre Donald Trump y Hillary Clinton.
En lo que se ha dado en llamar el Supermartes 2, la insolencia, el racismo y la mendacidad triunfaron una vez más, con Trump sumando la  Florida, Illinois y Carolina del Norte a su lista de victorias en las primarias
En la Florida, el premio mayor entre los estados en disputa, el vulgar multimillonario se anotó una victoria decisiva obteniendo los 99 delegados del estado y forzando a Marco Rubio a abandonar la contienda. Fue otro gran día para Trump, quien de no ser porque John Kasich ganó en Ohio y Ted Cruz sumó un número considerable de delegados, se habría situado a un pelo de convertirse en el nominado republicano.
La imparable marcha de Trump hacia la candidatura presidencial es una mala noticia para el partido Republicano – pero muy buena para el Demócrata.
La mayoría de las encuestas muestran que tanto Clinton como Bernie Sanders derrotarían al arrogante multimillonario en una elección general. Pero después de sus victorias en la Florida, Ohio, Carolina del Norte, Illinois y Missouri, todo indica que será Clinton la encargada de hacer morder el polvo al racista Trump.
No hay ninguna duda de  que si Clinton es la nominada, el voto hispano la ayudará a regresar a Washington, esta vez como Presidenta.
Uno de los resultados bienvenidos de la primaria republicana de la Florida es que, a solo seis días de que Barack Obama aterrice en La Habana, uno de los mayores obstáculos a su política hacia Cuba desapareció de la escena.
El joven senador de la Florida, Marco Rubio, el mayor crítico de la política de normalización de relaciones con Cuba, acaba de presenciar sus ambiciones presidenciales –y quizás su futuro político—evaporarse tras su humillante derrota a manos de Trump.
Rubio hizo de su oposición a mejorar las relaciones con Cuba uno de los asuntos principales de su campaña, prometiendo echar atrás “absolutamente” las medidas tomadas por Obama, incluyendo el cierre de las embajadas. Los tiempos, sin embargo, han cambiado y Marquito se quedó varado en una mentalidad de Guerra Fría tan anacrónica como el embargo comercial impuesto a Cuba hace 55 años.
“América está en medio de una verdadera tormenta política, un verdadero tsunami político”,  Rubio les dijo a sus frustrados seguidores en la Florida. “Y debíamos haberlo visto venir”.
Sí, debían haberlo visto, asintió Vicente Dopico, un artista cubanoamericano que reside en Miami desde hace muchos años.
“Él no debía quejarse o culpar a la dirigencia republicana de su fracaso”, manifestó Dopico. “Rubio es una criatura del Tea Party y fueron ellos quienes iniciaron la marcha hacia el fascismo dentro del partido Republicano. Él es uno de los responsables de crear las condiciones que han hecho posible el fenómeno Trump”.
La pregunta ahora es a quién apoyarán los más de 100 delegados de Rubio en los próximos días.
La caída de Rubio se produjo pese a obtener dos tercios del voto cubano y apunta a un cambio profundo en el poder político de de los cubanoamericanos en el sur de la Florida. Estos, durante muchos años, gozaron de enorme influencia en Washington gracias a su capacidad de entregarle cientos de miles de votos al partido Republicano en el importante estado.
Pero una nueva y más progresista generación de votantes cubanoamericanos, junto a un importante influjo de centro y suramericanos así como de puertorriqueños, han cambiado el panorama político del estado sureño. Tanto es así, que ya en las últimas elecciones Obama obtuvo el 71 pro ciento del voto latino y se espera que en noviembre Clinton supere esa cifra.
Definitivamente, los augurios no favorecen al desagradable multimillonario ni a su partido.
Y eso es muy bueno.

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