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El senador Marco Rubio en King of Prussia el jueves, 15 de octubre. Foto: Arturo Varela/AL DÍA

La diversidad y el GOP

Aunque el grupo de presidenciables de ambos partidos incluye a mujeres, los Demócratas son todos blancos, mientras que los Republicanos incluyen a un…

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El lunes por la tarde, durante el debate a la alcaldía de Filadelfia, la candidata del partido Republicano (GOP), Melissa Murray Baily hizo reír al público de alrededor de 200 personas reunidas en la Universidad de Temple al elogiar a los participantes presidenciales del partido Republicano por su diversidad. La risa reflejó el conocimiento general respecto a que la base electoral Republicana es más homogénea –de edad más avanzada y más blanca—que la de los Demócratas, y en una ciudad de mayoría Democrática como Filadelfia, fue una expresión de crítica a la ingenuidad política percibida de Murray Baily  así como a las percepción general en cuanto a que las políticas del Partido Republicano son menos amigables a las personas de color y las mujeres.
Sin embargo, Murray Bailey está en lo correcto. Aunque el grupo de presidenciables de ambos partidos incluye a mujeres, los Demócratas son todos blancos, mientras que los Republicanos incluyen a un Afroamericano y dos Latinos y –aunque ha desaparecido de la vista y la mayoría de conversaciones— un candidato de herencia surasiática, junto con los candidatos de raza blanca. Aunque los Demócratas se nieguen a admitirlo, es bastante significativo que a escala nacional el Partido Republicano refleja mejor el rostro actual de los Estados Unidos que el Partido Demócrata.
Y esto no sucede únicamente en los altos rangos. El Partido Republicano tiene más diversidad en los puestos clave de los que generalmente se extraen a los candidatos políticos –gobernadores, senadores—que los Demócratas.
Tras el primer debate televisado de los Demócratas, de la temporada, Jorge Ramos, el veterano periodista de Univisión y de Fusión, le preguntó a Debbie Wasserman Schultz, presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés), sobre esa carencia. La presidente del DNC hizo caso omiso a la pregunta, señalando al presidente Barack Obama como representativo de la diversidad del partido.
Sin embargo, a pesar del fácil rechazo a ese asunto por parte de Wasserman Schultz, cualquier aficionado al deporte podrá decirle que si no se cuenta con una banca de jugadores, el tiempo de juego será corto. Especialmente si existe uniformidad respecto a cada uno de los jugadores en la cancha de juego. Dígase lo que se diga sobre el equipo de presidenciables del Partido Republicano, el mismo está conformado por individuos de una variedad de edades, procedencias, habilidades, distritos electorales y, sobre todo, de una trayectoria variada y variable que ha llevado a cada uno de ellos a la esfera pública y a ser considerados para el cargo más alto en la nación. 
Lo que con frecuencia ha sido caracterizado como la confusión del Partido Republicano es realmente el cambio del Partido Republicano de un modo jerárquico vertical de escoger selectivamente a los políticos viables para cargos de liderazgo futuros (el paradigma de ambos partidos políticos desde hace mucho tiempo) a algo mucho más dinámico y esencial –que si no es de base popular, por lo menos está lateralizado por los conservadores del movimiento del “Tea Party”, los Libertarios y el “cuidado y alimentación” de los Republicanos latinos a nivel del partido local por parte del GOP.  Ted Cruz, Rand Paul, Marco Rubio — todos relativamente jóvenes y sorprendentemente distintos entre sí – son los candidatos resultantes de la expansión lateral del Partido Republicano.
El Partido Demócrata debiera tomar nota. Especialmente de Rubio y de lo que su candidatura dice sobre el futuro del voto latino. Lejos de ser monolítico y seguramente Demócrata, el voto Latino es cada vez más variado. Existen serias dudas (legítimamente, en nuestra opinión) respecto a la capacidad de Rubio para contar con el voto cuantioso de los estadounidenses de origen mexicano en lugares como California o Chicago, pero los electores de Texas y electores Latinos de otras regiones de la nación podrían, de todos modos, probar ser los electores del cambio latino decisivos en las elecciones de 2016, y Rubio cuenta con una ventaja marcada –es Latino sin reservas. Sin reservas no en el sentido de que nunca a flaqueado o fracasado o tropezado (lo ha hecho, de forma muy pública, de hecho), pero sin reservas respecto a su propia Latinidad.
Afable e inteligente, Rubio cambia fácilmente y sin ostentación entre el idioma inglés y español. No se trata de la “complacencia de los hispanos” que realizan los políticos anglosajones que incluyen una palabra o frase en español en un discurso por el efecto que tiene, sino de un incorporación genuina de bi-culturismo y bilingüismo que constituye su realidad, la realidad de su familia y la realidad de un creciente número de personas en nuestra nación. (Rubio es, de hecho, la primera persona en la historia en haber pronunciado un discurso político televisado a escala nacional tanto en inglés como en español).
Aquellos latinos que discrepan con el conservatismo de Rubio no pueden discrepar con su Latinidad (como pueden hacerlo con Cruz) y esto, también, tiene un efecto de diversificación sobre las estructuras de poder político. ¿Puede un político latino bicultural y bilingüe definir la corriente dominante del Partido Republicano? Las cifras de votación de Rubio sostienen que sí.
Durante su reciente parada de campaña en King of Prussia, Rubio llenó el salón con alrededor de 700 contribuyentes para la recaudación de fondos. Eran, en su mayoría –según el reportero de AL DÍA Arturo Varela— personas que generalmente no se ven en las funciones políticas de latinos en el área de Filadelfia; una variedad de grupos etarios: suburbanos y urbanos juntos, y en su mayoría blancos.
Desde la perspectiva latina, existen varias formas de ver la peculiaridad de esa congregación. Por un lado, ¿por qué no hubo más latinos presentes? ¿Esto da crédito a quienes dicen que los Latinos no votarán por los Republicanos, sea quien sea, y sin importar su buena fe Latina? ¿O es que Rubio está redefiniendo activamente lo que significa ser un candidato Latino en los Estados Unidos?
Para los Demócratas, la esperanza de las elecciones venideras probablemente reside en lo primero; pero para los Republicanos, probablemente en lo último.
También para los Latinos, esta última posibilidad tiene importancia. Pues ¿cuántos candidatos Latinos demócratas hemos visto que –sin importar cuán fantásticas sus hojas de vida o cuán apasionado su apoyo Latino – no pudieron abrir brecha y lograr que la corriente dominante los tratase como otra cosa que bichos raros; los más pequeños entre los candidatos minoritarios?
Bill Richardson estuvo plagado de esto a escala nacional, y a escala local, el juez Nelson Diaz lo sintió durante las elecciones primarias demócratas a la alcaldía a principios de este año.
Así que la risa que surgió cuando Murray Bailey mencionó la diversidad de los candidatos presidenciales del Partido Republicano en el debate de alcaldes quizá haya sido el grito burlón de un público mayoritariamente demócrata, pero debió ser, en vez, una risa nerviosa.
Porque esta vez, la diversidad podría estar en los labios de los Demócratas, pero está en el ADN de los Republicanos. 

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