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El juez del Tribunal de Apelaciones del Circuito para el Distrito de Columbia, Brett Kavanaugh, nominado por el presidente Donald J. Trump como su candidato para reemplazar al juez retirado Anthony Kennedy. EFE

Kavanaugh tiene la cualidad más importante para las elecciones de la Corte Suprema: carácter

Tiene su trampa evaluar a los candidatos a la Corte Suprema. Ya sea que la evaluación la hagan formalmente los legisladores del Comité Judicial del Senado, o,…

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Los candidatos son con frecuencia cuidadosos de no dar ninguna pista durante las audiencias de confirmación sobre cómo podrían decidir en cuestiones que podrían llegar a un tribunal superior. Probablemente no harían nunca promesas sobre cómo serían sus fallos en un caso, pero, si lo hicieran, podrían romper esa promesa una vez estuvieran en la corte. Las ideas que han expresado en el pasado podrían cambiar: en la audiencia o en los años por venir. Y, una vez obtenida su silla en la Corte Suprema, podrían volverse de liberales a conservadores, o viceversa, a una velocidad mayor que lo que tardas en decir “nombramiento de por vida”. Cada vez que hay una vacante en la Corte Suprema, los estadounidenses malgastan mucha energía emocional en especular si un candidato será un acierto. Los grupos de interés especiales con sede en Washington aprovechan esa emoción para recaudar dinero de los creyentes devotos. Una causa se convierte en un barullo. Pero, en realidad, no sabemos qué pasará cuando designan a un candidato. Es una apuesta de cualquier forma.

Así que para evaluar a los candidatos a la Corte Suprema tengo mi propia prueba. Se basa en solo una cosa: carácter. Es lo que busco y --en este proceso, como en la vida-- es lo único que importa.

A juzgar por sus comentarios en la Casa Blanca la semana pasada, cuando anunciaron su candidatura, el juez federal de apelaciones Brett Kavanaugh tiene mucho carácter. Lo irradia.

¿Dónde obtuvo todo este carácter un hombre de 53 años?

Quizás por su religión, por su crianza católica; este antiguo monaguillo se educó con los jesuitas y ahora hace trabajo voluntario sirviendo comidas a los indigentes en las organizaciones benéficas católicas.

Quizás fue por el duro trabajo y dedicación que Kavanaugh derramó a su formación de máxima categoría en la Georgetown Preparatory School, en Yale University y en la Yale Law School. Quizás fue por ser el profesor de jóvenes estudiantes de derecho en Harvard, Yale y Georgetown. A él se le considera en general, según artículos periodísticos, como uno de los miembros más populares de la facultad, alguien accesible y útil para los estudiantes.

Quizás vino de una carrera de servicio público, como abogado que trabajó con el consejero independiente Kenneth Starr en los 90’s, como abogado defensor para el recuento de George W. Bush en Florida en el 2000, y luego como secretario de personal en la Casa Blanca de Bush, y, más recientemente, como juez en la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito del Circuito de Columbia.

Yo lo que creo es que Kavanaugh obtuvo la mayor parte de su carácter de sus padres, quienes en sus propias vidas parecen haber trabajado duro para lograr sus sueños, y parecen haberlo educado bien. Hijo único, Kavanaugh obviamente ama, respeta e incluso idolatra a sus padres, especialmente a su madre, quien pasó de ser una profesora de secundaria a ser fiscal y a juez. El hijo está tan orgulloso de su madre como ella lo está de él.

Pero, aparte de las preguntas sobre el origen del carácter de Kavanaugh, ¿cómo sabemos siquiera que lo tiene?

Es fácil. Observe cómo habla de su familia, no sólo de sus padres, pero de la gente que lo conoce mejor porque vive con él: su esposa y sus hijas. Dados todos sus logros y honores, él obviamente considera que el gran privilegio de su vida es ser el esposo de Ashley y el padre de Elizabeth y Margaret. En sus comentarios dijo: “Agradezco a Dios todos los días por mi familia”.

¿Entonces qué es lo que los estadounidenses deberían buscar en un candidato a la Corte Suprema?

Eso también es fácil. Estamos condicionados para adorar a “los grandes”, esos que fueron a escuelas de grandes nombres, que han hecho grandes cosas, que tienen grandes credenciales, que han acumulado grandes logros.

Lo tenemos al revés. Necesitamos buscar “lo pequeño”, individuos que tengan la perspectiva de tomar en cuenta a su familia, a su país y a su Dios y que por comparación se vean pequeños a sí mismos.

Con los jueces de la Corte Suprema también queremos gente que tengan la cualidad adicional de verse pequeños a sí mismos frente a la Constitución de Estados Unidos.

Sabremos más sobre este candidato en los días venideros. Los liberales y los demócratas están atacando y buscando defectos. Así es la política. Se iban a oponer de todas formas a cualquier candidato nominado por el presidente Trump.

Pero, por ahora, las evidencias sugieren que Brett Kavanaugh tiene toneladas de carácter. Y eso es un excelente punto de partida.

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