Hay que dar a los estudiantes ejemplos de vida “correctos”
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Cuando las nueve personas elegidas por el alcalde James Kenney para servir en la nueva Junta Escolar empiecen oficialmente el control operacional del sistema escolar público de Filadelfia, el 1 de julio, su enfoque inmediato debería ser mejorar la calidad de la educación.
La presunción natural es pensar que elevar la calidad de la educación será automáticamente la prioridad número uno de la nueva Junta Escolar, pero tal vez pueda ser una “ilusión” si tomamos las prácticas pasadas como un referente del desempeño futuro.
El desorden reinante en el sistema escolar de Filadelfia, que abarca desde problemas de financiación hasta desigualdades educativas, se debe en parte a acciones e inacciones del operativo de las juntas escolares que antecedieron la imposición de la SRC, esa entidad estatal expirada que no logró una posición en la lista de honor durante su tutela del sistema escolar más grande de Pensilvania.
Una mejora educativa práctica sería volver a implementar en las aulas cursos básicos en finanzas personales, por ejemplo: cómo pagar las facturas, administrar el crédito y ahorrar dinero.
Otro avance básico en el mundo real de la educación sería añadir la instrucción en ética: informar a los jóvenes sobre las distinciones críticas entre lo correcto y lo incorrecto. Los jóvenes necesitan aprender lo que demasiados adultos no aprendieron: respeto por las conductas éticas. Este gran fracaso expone a los jóvenes en edad de aprender a malos ejemplos.
Malos ejemplos como la persona designada por el predecesor inmediato del alcalde Kenney, Michael Nutter, para dirigir la SRC, quién no cumplió con la ética. Dicha persona votó a favor de cerrar varias escuelas en todo el norte de Filadelfia, pero antes se aseguró de que la escuela de su nieto en esa misma área permanecía abierta.
Una mejora educativa práctica sería volver a implementar en las aulas cursos básicos en finanzas personales, por ejemplo: cómo pagar las facturas, administrar el crédito y ahorrar dinero.
En Filadelfia, la aplicación de la ley es un terreno en el que abusar de la ética está a la orden del día, cada día, a pesar de que la policía y los fiscales tienen códigos éticos que juran defender.
La integridad es uno de los tres ‘valores centrales’ del Departamento de Policía de Filadelfia, de acuerdo con la Directiva PPD 8.10. Esa declaración de ética aparentemente establece tolerancia cero para casos de “corrupción, abuso de autoridad, mala conducta oficial e incluso la apariencia de irregularidades” por parte del personal de la policía.
Sin embargo, Filadelfia tiene un historial pútrido de policías y fiscales que apalizan a policías “soplones” que denuncian conductas indebidas que incluyen corrupción y abuso de autoridad.
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Tomemos como ejemplo al ex sargento de PPD Tyrone Cook, un veterano de 24 años, despedido en 2010 después de presentar una denuncia formal por conducta corrupta contra unos pocos detectives y un fiscal de Filadelfia relacionado con el falso arresto y detención del sobrino de Cook.
Cook descubrió la evidencia que exculpaba a su sobrino. La investigación de Cook también descubrió pruebas que documentan el elevado nivel de mala conducta por parte de los policías ilegales que Cook mencionó en esas quejas.
Pero en lugar de elogios, Cook se enfrentó al castigo.
Después de que Cook presentara esas quejas, los funcionarios del PPD lo despidieron de un día para otro por llegar tarde 38 veces en 2004. Los oficiales en 2010 no proporcionaron ninguna evidencia válida que documentara ese retraso crónico por parte de Cook a la hora de llegar al trabajo seis años antes.
Las travesuras éticas son evidentes entre los medios de comunicación de Filadelfia. Algunos medios de noticias informaban la semana pasada de la absolución del jurado del ex sheriff John Green con titulares que hablaban de que había logrado “derrotar” los cargos de corrupción que pesaban sobre él. En 2015, cuando seis policías antidrogas fueron absueltos de los titulares de la corrupción, no se los degradó por ‘derrotar’ esos cargos.
Añadir la asignatura de ética en la escuela puede mejorar el civismo de los estudiantes, si se complementa la educación tradicional en lectura, escritura y matemáticas.
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