El fin de la Guerra Fría — a pesar de las protestas de los Rubios, Lehtinens y otros por el estilo
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Podrán decir lo que quieran de Barack Obama, pero algo es innegable: el hombre está lleno de sorpresas.
¿Quién podía imaginarse que el 17 de diciembre del 2014 Obama y el presidente de Cuba, Raúl Castro, conmoverían el mundo al anunciar conjuntamente el restablecimiento de relaciones diplomáticas?
Pero el primer presidente negro de los EE.UU. aún se guardaba otras sorpresas en la manga. Hace unos días volvió a conmover el mundo al revelar que visitaría Cuba el mes entrante, una decisión que marca el fin de medio siglo de Guerra Fría entre Washington y La Habana y que –a pesar de las protestas de los Rubios, Lehtinens y otros por el estilo—pone en claro que el cambio en las relaciones Cuba-EEUU es tan real como irreversible.
La imagen del presidente norteamericano caminando por el malecón habanero, seguramente provocará toda clase de reacciones entre los cubanos, quienes tras 55 años de animosidad, aguardan su visita con una mezcla de esperanza y de recelo.
El hecho de que Obama llegue a La Habana el 21 de marzo, a menos de cuatro semanas del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, hace pensar a muchos que la visita se programó como un espaldarazo a Castro.
“Vamos a tener buenas relaciones y respeto mutuo e influencias mutuas, pero lo que es cubano es cubano, así que no vengan a intentar comprarnos o con planes anexionistas”, nos dijo desde La Habana Manuel Ramy, un periodista cubano. “De lo que no hay duda es de que la visita de Obama es una reafirmación de su política hacia Cuba y de la dirección hacia la que Raúl Castro está llevando el país.”
Claro que esta reafirmación no significa que décadas de agresiones vayan a olvidarse por la visita de Obama. Después de todo el embargo sigue en pie y la administración de Obama continúa persiguiendo a todo el que haga negocios con Cuba.
Josefina Vidal, la principal negociadora cubana con EEUU, lo dejó muy claro: quedan muchos puntos importantes sin resolver.
“Por supuesto, —afirmó la diplomática—para llegar a la normalización de esas relaciones bilaterales tendrían que aclararse asuntos claves pendientes, incluyendo el levantamiento del bloqueo y la devolución a Cuba del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo”.
Lo que es evidente es que el presidente norteamericano no va a llegar a una islita temerosa y obediente sujeta a los caprichos imperiales de su poderoso vecino, sino a un país soberano y orgulloso que, contra viento y marea, ha resistido todo los intentos de hacerlo rendir. Cuba nunca admitiría no ser tratada de igual a igual en la mesa de negociaciones, algo que Obama parece entender perfectamente.
Para Ramy este es un momento crucial en la historia de Cuba.
“Es una realidad apasionante, un momento clave y delicado”, afirmó. “Pero soy optimista porque creo que el cambio es imparable y que será en nuestros propios términos”.
Mientras tanto, en mi mente suena una frase inolvidable de José Martí: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”.
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