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El presidente estadounidense, Donald J. Trump, preside una reunión de su gabinete en la Casa Blanca de Washington D.C el pasado martes. Trump dijo no estar "contento" con el acuerdo que alcanzó este lunes un comité bipartidista del Congreso para evitar otro cierre de la Administración a partir del 15 de febrero. EFE/ Michael Reynolds
El presidente estadounidense, Donald J. Trump, preside una reunión de su gabinete en la Casa Blanca de Washington D.C el pasado martes. Trump dijo no estar "contento" con el acuerdo que alcanzó este lunes un comité bipartidista del Congreso para evitar…

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A estas alturas del partido, está tácito que la estrategia política del presidente Trump es la de transformar la realidad a su favor cuando los fracasos son inminentes.

Después de mantener el gobierno cerrado durante semanas y subir el tono en su campaña por “más seguridad fronteriza”, el mandatario estadounidense ha cambiado el verbo “construir” por el de “terminar” el muro a tan sólo días de tener que asumir su derrota en la negociación.

Durante su primer mitin hacia la reelección este lunes, el presidente habló al público de El Paso (Texas) nuevamente sobre el muro, en un tono que anticipaba su necesidad de cambiar la estrategia, especialmente tras el presunto acuerdo al que habrían llegado los legisladores para poner el gobierno en marcha por el resto del año.

Según reportó CNN, al parecer “Trump pretende firmar un acuerdo de seguridad fronteriza” esta semana “para evitar otro cierre gubernamental”, cediendo finalmente en la batalla iniciada tras su fatídico encuentro con los líderes demócratas en la Casa Blanca.

El nuevo acuerdo incluiría “1.375 mil millones de dólares para una barrera fronteriza” en tan sólo 55 millas, lo que implica 5.7 mil millones menos de lo solicitado por el presidente, y contempla sólo algún tipo de “vallas” pero nada de muro.

Peor aún, el acuerdo “prohíbe el uso de muros de concretos o cualquier otro prototipo”, y estipula que sólo se utilizarán “las tecnologías ya existentes”, según amplía Rolling Stone.

Muy a pesar de la campaña política presidencial, los Republicanos y Demócratas han decidido pactar antes de terminar de fracturar el gobierno desde el Congreso, y han optado por la “flexibilidad” para llegar a un acuerdo que haga quedar más o menos bien a ambos bandos.

Según el análisis del New York Times, pareciera que el Partido Republicano escogió inclinarse hacia la aprobación del país que a la satisfacción de los caprichos presidenciales, mientras los Demócratas evitaban ser salpicados con la culpa de otro cierre gubernamental.

“Los Republicanos, en especial, saben que el muro no es muy popular en el país, y que otro cierre de gobierno probablemente dañaría a su partido mucho más que a los Demócratas”, explica el medio, haciendo énfasis en que “gran parte del ímpetu” del GOP provino de la mayoría en el Senado.

Sin embargo, Trump todavía podría dar patadas de ahogado.

Si bien un compromiso inicial es fundamental, la legislación definitiva debe ser redactada y aprobada por ambas cámaras antes del día viernes, dando un lapso peligroso para que el impulsivo presidente se niegue a apoyar la pluma en el papel.

Aún si firmara, Trump podría seguir intentando otras rutas para construir “el hermoso, grande y fuerte muro” del que tanto ha hablado, incluyendo declarar una emergencia nacional que le permita acceder al presupuesto del Cuerpo Armado de Ingenieros.

Cualquier acción que decida tomar el presidente, sin embargo, contará con una fuerte oposición en las cortes, pues implicaría tácitamente que sus caprichos pesan más que la decisión democrática del Congreso.

Pero si de algo podemos estar seguros, es que Donald Trump no asumirá derrota alguna y transformará la realidad política en un imaginario personal donde un muro está siendo construido, donde los Republicanos imponen sus demandas y donde la democracia es un término inexistente.

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