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Bernie Sanders (Archivo)
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¿Una Revolución Popular Latina?

El torbellino de elecciones primarias celebradas a lo largo de este año ha demostrado que el resurgir de la fuerza Latina en el voto y en la representación…

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¿Está listo Estados Unidos para una revolución social?

A principios de año, y después del discurso del Estado de la Unión del presidente Trump, el Senador independiente Bernie Sanders anticipó que el país se encontraba “a las puertas” de una revolución política impulsada, en parte, por las profundas desigualdades económicas del país, y cuyo fuego se ha visto avivado por el errático comportamiento de la Casa Blanca.

“De una forma sin precedentes, estamos presenciando una revitalización de la democracia estadounidense con más y más personas poniéndose de pie y luchando”, decía el senador. Desde entonces, las elecciones primarias celebradas en todo el país han demostrado que quizá estaba en lo cierto.

“Ellos tienen el dinero, una cantidad ilimitada de dinero, pero nosotros tenemos a la gente, y cuando la gente normal se pone en pie y lucha por la justicia, no hay nada que no podamos lograr”, concluía Sanders, acuñando una frase que se repetiría durante el año en campañas como la de Alexandria Ocasio-Cortez en Nueva York y la de Ilhan Omar en Minnesota.

El sueño de un Estados Unidos realmente liberal lleva años cimentándose, pero su germinación definitiva podría venir ahora de la mano de una población inmigrante –en su mayoría latina– que se ha transformado radicalmente durante las últimas décadas.

Las estadísticas demográficas del país demuestran que la tasa de ciudadanos de origen latino nacidos en el país empieza a sobrepasar a la de latinos extranjeros, en un momento en el que la segunda generación de inmigrantes empieza a hacerse con las riendas del país.

Ya no estamos hablando de inmigrantes que sacrifican sus vidas por salarios precarios y pocos (o ningún) derecho, sino de niños criados con el sudor de la frente de sus padres y que lograron tener acceso a estudios universitaria, al mismo tiempo que percibían las profundas diferencias socioeconómicas y de oportunidades entre sus familias y las de sus compañeros blancos.

Esto es lo que Reihan Salam define como “una revolución popular” en pañales. En su columna para The Atlantic, Salam reflexiona sobre la exasperación social que se cuece entre los millennials latinos del país, quienes tienen la formación académica y las facilidades migratorias para prestar atención a la realidad política y sentirse molestos por ella.

“Así como Donald Trump apunta al interés étnico de los blancos rurales, una tribuna de latinos de clase trabajadora podría llamar la atención sobre la escasez de latinos en los escalones más altos de la sociedad estadounidense y prometer hacer algo drástico al respecto, como redistribuir la riqueza heredada de los blancos privilegiados”, explica Salam.

Y es que la era Trump, en vez de aplastar la voluntad inmigrante con medidas como su política de ‘tolerancia cero’, ha sacado a relucir la importancia de las minorías y de la diversidad en el abanico de opciones políticas que tienen ahora las mayorías ‘minoritarias’ de la población.

El poder femenino, el derecho al aborto, la igualdad de género, el matrimonio igualitario y las necesidades de las comunidades de color (como la cobertura médica universal o la formación universitaria gratuita) son ahora eslóganes de campañas políticas en todas los rincones del país, cuando en otro momento de la política estadounidense habrían sido movidas políticamente suicidas.

Quizás Bernie Sanders perdió la batalla en la campaña por la presidencia, pero parece que la guerra se definirá por los principios acuñados durante sus discursos y que ahora se ven abrazados por una comunidad inmigrante, de color y ciudadana que está cansada de ser pasada por alto por ambos partidos.

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