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Se ordena la reapertura de 53 escuelas para nativos americanos en septiembre, ya que la COVID-19 sigue siendo frecuente en las comunidades nativas. Foto: Politico.com
Se ordena la reapertura de 53 escuelas para nativos americanos en septiembre, ya que la COVID-19 sigue siendo frecuente en las comunidades nativas. Foto: Politico.com

Forzar a las escuelas Nativo Americanas a reabrir en medio de COVID-19 es un desastre de salud

Después de haber sido una de las primeras comunidades en sufrir las consecuencias de la COVID-19, las tribus indígenas se ven obligadas a arriesgar la vida de…

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COVID-19 está lejos de haber terminado, pero ese hecho no impide que el Departamento del Interior de los EE.UU. ponga a los niños y los maestros en peligro. El departamento está obligando a 53 escuelas de nativos americanos a reabrir "con el máximo efecto posible" bajo el argumento de que "recomendaciones" similares se están extendiendo en las regiones más afectadas de los Estados Unidos.

Por ejemplo, hace sólo tres meses, la Nación Navajo fue el epicentro de COVID-19. La Nación ha alcanzado recientemente un hito, mientras el número de casos diarios sigue disminuyendo.

La Nación Navajo ha manifestado que quiere dejar la decisión sobre si traer a los estudiantes de vuelta a la escuela a los padres y el personal.

"Abrumadoramente, los padres de estos estudiantes querían avanzar hacia la educación en línea", dijo el presidente de la Nación Navajo Jonathan Nez a KOAT News

Pero el Departamento del Interior de los Estados Unidos, que supervisa la Oficina de Educación Nativo Americana, anunció recientemente que presionará para reabrir las escuelas el 16 de septiembre. 

EL Departamento del Interior, dirigido por el partidario del Presidente Donald Trump, David Bernhardt, es percibido en estas circunstancias como plataforma de las órdenes de la administración, obcecada con reabrir las escuelas en todo el país. 

Así como la Nación Navajo está en la vía rápida de la recuperación, mejor que estados como Florida y Texas, y con menos recursos, la constante defensa de la administración Trump de la reapertura de las escuelas y el aprendizaje en persona es un posible agravante para el recuento del virus en las comunidades indígenas.

Lo que sea que se decida tiene un efecto directo en las vidas de los estudiantes, maestros y familias.

Hay docenas de escuelas operadas por la oficina dentro de la Nación Navajo, la Reserva de la Montaña Ute, la Reserva Hopi, la Reserva de la Nación Apache Jicarilla, y las Reservas Zuni solamente. 

Esto sin mencionar las docenas de escuelas controladas por tribus que deben navegar este mandato por sí mismas.

Debido a que tanto las tribus nativas como la nación Navajo son soberanas, no tienen que seguir las directrices de los gobernadores de los estados. Pero la mayoría de sus escuelas están controladas por la Oficina de Educación Nativo Americana, que a su vez, está controlada por el Departamento del Interior de los Estados Unidos.

Al igual que las tribus nativas experimentaron mayores dificultades en su respuesta y recuperación de COVID-19, muchas escuelas de la Oficina de Educación Nativo Americana enfrentan numerosos desafíos.

Las escuelas están comúnmente a millas de distancia de los estudiantes que tienen que viajar grandes distancias desde las regiones desoladas de sus reservas, informó NBC. Los internados también son comunes en todas las reservas, y algunos estudiantes deben vivir muy cerca unos de otros. Esto crea un riesgo poco común para los estudiantes que vuelven a la escuela.

Poco común, porque estos estudiantes se ven obligados a asistir a estos internados por la estructura de su sociedad, no por la riqueza o porque sean escuelas prestigiosas. La situación es similar a los desiertos de comida, donde la estructura de su sociedad aumenta el riesgo para la salud.

La Oficina publicó hace semanas un plan para reabrir las escuelas, que contiene tasas alarmantes de profesores y personal que se consideran vulnerables al virus, o que tienen condiciones de salud subyacentes. 

Pero parece que el Departamento del Interior no considera que estos riesgos compuestos sean un problema.