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Una foto que mostraba el lunes y que habría evitado su antecesor Jacques Chirac. Photo: EFE
Una foto que mostraba el lunes y que habría evitado su antecesor Jacques Chirac. Photo: EFE

Un histórico juicio por corrupción sienta a Sarkozy en el banquillo

El mediático proceso al presidente francés que empezó ayer la aparición de Paul Bismuth fue aplazado al poco por incomparecencia de uno de los acusados.

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El inicio del que se prevé que será un largo juicio mediático que durará hasta diciembre y que marcará la historia francesa tuvo grandes sorpresas. Se trataba de un hecho inédito que permitía a los franceses por primera vez observar a uno de sus expresidentes en el banquillo de los acusados por corrupción y tráfico de influencias, cargos por los que se enfrenta a diez años de prisión y un millón de euros de multa.

Una foto que mostraba el lunes y que habría evitado su antecesor Jacques Chirac. Así pues hoy observaban los franceses en los periódicos al hombre que dirigió su país entre 2007 y 2012 sentado como cualquier acusado. Chirac lo evitó en 2011, pese a enfrentarse a cargos de financiación ilegal de su partido, alegando problemas de salud.

La segunda revelación fue la aparición de Paul Bismuth, el nombre que fue usado  Sarkozy para mantener una línea paralela desde la que, junto a su abogado personal Thierry Herzog, habría tratado de corromper al magistrado Gilbert Azibert, que por entonces era abogado general ante el Tribunal Supremo que ya investigaba otras causas en las que está involucrado el expresidente. 

Sin embargo, pocos minutos después de haber comenzado el abogado de Gilbert Azibert pidió aplazar el juicio debido a la incomparecencia de su cliente motivada por problemas de salud incompatibles con la pandemia. Por ello el presidente del tribunal ordenó un examen médico de Azibert que debe ser entregado antes del próximo jueves cuando se reanude el juicio. La Fiscalía se opuso alegando que podría haber testificado por videoconferencia pero su abogado declaró que “dada su edad y sus antecedentes clínicos, con problemas cardíacos y respiratorios, los médicos han aconsejado a mi cliente no viajar a París en este contexto de pandemia. Mi cliente está muy interesado en testificar en persona en este juicio”.

Este caso apareció en la palestra en 2007 cuando los investigadores de la policía descubrieron en las escuchas relacionadas con la financiación de su campaña de ese año con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi que había también turbias conversaciones de Sarkozy con su abogado sobre la promoción del magistrado que llevaba un tercer caso criminal en el que también está implicado, la intromisión abusiva en la herencia de Liliane Bettencourt, la heredera del imperio cosmético L’Oréal. 

En las llamadas podían apreciarse promesas como “Le ayudaré, le haré ascender”, en las que como Paul el expresidente ofrecía a Azibert un puesto en Mónaco. La defensa intenta tumbar las escuchas como prueba válida al considerarlas como parte del secreto entre el abogado y su cliente pero la fiscalía parece hacer énfasis en las excepciones cuando el propio abogado se ve implicado en la actividad criminal. 

Pese a todas estas causas y la imagen del lunes, estos no son todos los procedimientos en los que está enredado. Cuando terminen también deberá ser procesado por la financiación ilegal en 2012 cuando fue derrotado por François Hollande. De momento, Sarkozy sigue siendo una figura de primera fila política con su aparición en la conmemoración de la Primera Guerra Mundial y la aparición de sus memorias en verano.