Con la aprobación de la Reforma Fiscal definitiva por los órganos legislativos estadounidenses, Donald Trump ha logrado dos cosas fundamentales: transformar al Partido Republicano en su cortejo personal de Umpa Lumpas y agravar la situación de la población estadounidense promedio para facilitarle aún más la vida a los más ricos.

Para una persona que gana más de 75.000 dólares al año, solventar problemas de salud en el sistema estadounidense no resulta muy complejo. Pero para quienes luchan diariamente para saldar las necesidades básicas – es decir, la población inmigrante y de color – es un asunto de supervivencia.

Según la Oficina del Censo del gobierno, para el 2015 las poblaciones con menos ingresos económicos eran precisamente la comunidad negra y la hispana, y el ingreso promedio de la clase media blanca (no hispana) era de aproximadamente 62.950; es decir, que para realmente verle beneficios a la Reforma Fiscal Republicana no sólo debe usted ser una persona blanca no hispana, sino también debe formar parte de algún medio profesional específico que le permita ganar más de 75.000 dólares al año; quizás como propietario de una gran trasnacional, de un imperio inmobiliario o ser presidente de la nación, por ejemplo.

Pero dentro de todos los folios y cambios que trae esta Reforma, uno de los más importantes – y que el Presidente ha reconocido públicamente – ha sido la rescisión de la Ley de Cuidado Asequible, mejor conocida como Obamacare, a través de la eliminación del Mandato Individual, lo que dejaría a cuatro millones de estadounidenses sin cobertura médica, de acuerdo al análisis publicado por la Oficina de Presupuesto del Congreso.

Estos números aumentarán a 13 millones para el 2027.

El Mandato Individual es un impuesto que obligaba a las aseguradoras a mantener las tasas de costos sin importar la condición médica del paciente, implicando así que los individuos más saludables pagaban tasas más altas y los más enfermos pagaban menos, evitando de esta manera el colapso del mercado.

Su rescisión podría implicar la retirada de varias compañías del mercado, dejando a muchas personas sin cobertura, y a Obamacare en general sin uno de sus pilares fundamentales, según explicó CNN Money.

Sin embargo, la estructura de la Ley seguirá en pie, incluyendo la expansión de Medicaid para cubrir a adultos de bajos ingresos, la protección que cubre a personas con condiciones médicas pre-existentes, subsidios basados en ingresos anuales para los consumidores que compran pólizas de seguro individuales y el mandato para empleadores que deben cubrir la salud de sus trabajadores, según explicó ABC News.