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Un cartel avisa del cierre del centro de visitas de la Casa Blanca en Washington DC (Estados Unidos) el 27 de diciembre de 2018. EFE/ Erik S. Lesser
Un cartel avisa del cierre del centro de visitas de la Casa Blanca en Washington DC (Estados Unidos) el 27 de diciembre de 2018. EFE/ Erik S. Lesser

Un cierre gubernamental convertido en caos administrativo

La negativa del presidente Trump a un acuerdo con el Congreso para financiar el funcionamiento del gobierno mientras no existan fondos para su muro fronterizo,…

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Los últimos días han demostrado que el presidente Trump está dispuesto a paralizar el país entero con tal de que se satisfaga el peor de sus caprichos.

La fecha límite para que el gobierno acordara un presupuesto de funcionamiento gubernamental se venció hace una semana, y el presidente prometió mantener el juego trancado mientras no obtuviera el dinero necesario para construir su ansiado muro fronterizo con México.

Ahora con la renuncia de su secretario de defensa, el país ha percibido cómo la insensatez trumpiana ha roto con cualquier estabilidad dentro de su gobierno.

El primer síntoma definitivo fue la reunión del presidente con los líderes demócratas en la Sala Oval, en lo que resultó ser el peor episodio televisado de su gobierno y que ha puesto a los republicanos a correr por los pasillos intentando mantener el gobierno funcionando.

Ante las cámaras del país, Trump asumió la responsabilidad de un cierre gubernamental, agregando que se sentía “orgulloso” de tomar la decisión mientras el Congreso no le ofreciera una propuesta presupuestaria que incluyera miles de millones de dólares para construir un muro fronterizo.

Después de que el Senado aprobara una propuesta presupuestaria que no incluía dinero para su muro, asesores cercanos al presidente y los miembros del Freedom Caucus en la Cámara advirtieron al presidente que “si no vetaba la propuesta y peleaba por el financiamiento, perdería su base y, con ella, cualquier oportunidad de ser reelecto en el 2020”, explicó el New York Times.

De esta manera, y con un gobierno a media marcha, el juego permanece trancado: ni los demócratas darán votos por un muro fronterizo ni el presidente firmará un presupuesto que no lo incluya.

Los Republicanos, mientras tanto, quedan en la mitad de la disputa, entre un presidente impulsivo que no sabe negociar y una oposición que se mantiene firme en la que ha sido su postura histórica contra cualquier tipo de muro en la frontera.

“Abandone su estrategia de cierre,” advirtió el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer al presidente. “No va a tener el muro ni hoy, ni la próxima semana ni el 3 de enero, cuando los demócratas tomen el control de la Cámara”.

Mientras tanto, el 25% del gobierno federal ha sido cerrado, afectando a un aproximado de 800.000 trabajadores, incluyendo unos 350.000 que se vieron obligados a utilizar sus días de reposo y no perder sus salarios, según explicó el Washington Post.

La mano dura demócrata, que cuenta con la llegada de su nueva mayoría en enero, ha acorralado al presidente al punto de que anunció este viernes que “se verá obligado” a cerrar completamente la frontera sur y que “suspenderá ayudas económicas” a Honduras, Guatemala y El Salvador.

Y es que después de que quienes controlaban a Trump abandonaran la Casa Blanca – Mattis, Tillerson y, próximamente, el mismo Kelly – no habrá “un adulto en la sala” que pueda evitar el caos que impera en la Administración Trump.

La inestabilidad económica auspiciada por la caída del mercado de valores gracias al cierre gubernamental, la especulación internacional sobre la falta de confianza en Estados Unidos y las constantes amenazas e “inexactitudes” – por no decir mentiras – que minan el discurso del presidente estadounidense, auspician un 2019 catastrófico.