Asuntos como la lactancia materna parecieran estar establecidos como prioridad en las discusiones de salud internacionales.

Pero, nuevamente, la Administración Trump tiene algo que criticar al respecto.

Durante la Asamblea Mundial de Salud esta primavera en Ginebra, los países participantes reconocieron “décadas de investigación que determinaron que la lactancia materna es más saludable para los bebés”, pero la delegación estadounidense decidió meter la mano y oponerse a la resolución, incluso amenazando a los países que decidieran avalar dichas investigaciones, según reportó el New York Times.

“Los funcionarios estadounidenses buscaron diluir la resolución eliminando el lenguaje que llamaba a los gobiernos a ‘proteger, promover y apoyar la lactancia materna’”, explicó el medio. Asimismo se opusieron a “otro pasaje que pedía a los políticos restringir la promoción de productos alimenticios que muchos expertos dicen que pueden tener efectos nocivos en los jóvenes niños”.

Países como Ecuador se opusieron a las exigencias, pero la comisión de Estados Unidos amenazó con que impondrían medidas de retaliación en comercio y retirar la asistencia militar al país.

Siguiendo las amenazas, varias naciones pobres de África y América Latina retiraron el apoyo a la medida para evitar consecuencias.

Si bien no existe un nexo claro entre la decisión de la Administración y la industria de formula infantil, muchos intuyen que la “intensidad de la oposición” por parte del gobierno de Trump tendría algo que ver con el sistema económico que significa la sustitución de la lactancia materna por productos artificiales.

Para el Times, “la confrontación es el último ejemplo de la Administración Trump alineándose con intereses corporativos en muchos asuntos de salud pública y medio ambiente”, en especial después de que estudios publicados durante el 2016 demostraron que la lactancia materna universal prevendría la muerte de hasta 800.000 niños alrededor del mundo y ahorraría 300 mil millones de dólares en costos de salud.

“Estábamos asombrados, consternados y entristecidos”, dijo Patti Rundall, directora de políticas del grupo de defensa británico Baby Milk Action. “Lo que sucedió fue equivalente a un chantaje”.

Sin embargo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos defendió la oposición a la resolución diciendo que “imponía obstáculos innecesarios para las madres que buscan proporcionar nutrición a sus hijos”.