Donald Trump
El presidente Donald Trump ha tomado muchas medidas agresivas en muy poco tiempo. ¿Qué explica este comportamiento? (Foto oficial de la Casa Blanca)

Donald Trump: ¿Solo victorias pírricas?

El afán y la determinación con que está actuando el presidente indican que es consciente de que el tiempo puede estar agotándose más rápido de lo que desea.

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Todo sugiere que Trump sabe que tiene poco tiempo para mostrar resultados, los cuales difícilmente podrá obtener exclusivamente con las políticas que está implementando en este momento.  

Solo así se explica que haya acelerado su repertorio de agresiones y anuncios a los cuatro vientos: inmigrantes, China, Canadá, México, Groenlandia, Gaza, los palestinos, el fentanilo, USAID… y todo en apenas un mes.  

El presidente ha estado desbocado en materia de anuncios, lo que puede interpretarse de dos maneras: o tiene prisa por razones que analizaremos más adelante, o está "pescando con dinamita" para ver qué puede capitalizar políticamente. En el primer caso, hay plena conciencia de las dificultades de su segundo gobierno; en el segundo, sería un hombre improvisando. Sin embargo, esta última posibilidad parece poco probable, pues aunque Trump es oportunista, rara vez actúa sin un plan.  

Retomemos la idea inicial: la marcha del nuevo gobierno de Trump ha sido decidida y frenética. Lo sorprendente es que ya ha dado resultados. Por ejemplo, ha amenazado con aranceles a México y Canadá, que terminaron aceptando sus condiciones para proteger la frontera e impedir que más fentanilo llegue a los jóvenes estadounidenses, según su discurso. Ha iniciado rápidamente procesos de deportación masiva y ha presionado al presidente colombiano, Gustavo Petro. Ha puesto contra las cuerdas al mandatario panameño y logrado que los buques del gobierno estadounidense no paguen tarifas para cruzar el canal. Luego, anunció su interés en Groenlandia y ahora apunta a la Franja de Gaza.  

Nadie puede negar que, en estas primeras semanas, Trump ha ganado varias batallas. Según The New York Times, la aprobación de sus medidas es mayoritaria entre la opinión pública:  

"Muchos estadounidenses a los que, por lo demás, no les gusta el presidente electo Donald J. Trump comparten su sombría evaluación de los problemas del país y apoyan algunas de sus recetas más polémicas para solucionarlos", señala una encuesta de The New York Times e Ipsos.  

El mismo medio reportó que el 47% de los encuestados manifestó sentirse entre emocionado y optimista con el nuevo período de Trump. 

En este primer mes, Trump ha logrado su objetivo de mantener satisfechos a sus seguidores. Pero hay una pregunta que, para un observador agudo y seguidor del Presidente, debería generar preocupación: ¿no se trata acaso de victorias pírricas?  

Casos específicos  

Veamos algunos ejemplos.  

1. El canal de Panamá: Tras amenazar incluso con el uso de la fuerza militar, su gobierno presentó como logro que sus buques transitarán ahora gratis por el canal. Sin embargo, según el medio Panamá América, el impacto es mínimo, pues solo 38 buques de guerra estadounidenses cruzan el canal al año.  

2. México y Canadá: Ambos países cedieron a sus presiones, pero ¿era necesario escalar el conflicto en lugar de recurrir a la diplomacia?  

3. Colombia: Trump logró silenciar a Gustavo Petro en materia de deportaciones, pero el resultado no es distinto al de Joe Biden, quien envió 475 vuelos con deportados durante su mandato y solo en 2024 expulsó a 14.000 colombianos indocumentados.  

En cada uno de estos casos, Trump ha gastado una cantidad desproporcionada de energía para obtener resultados que, con otro enfoque, podría haber logrado sin tanta confrontación.  

El dilema del tiempo y la realidad  

Aquí es donde entra otro elemento de análisis: parece que Trump tiene prisa por demostrar que hizo todo lo posible para cumplir sus promesas de campaña. Es decir, él mismo podría ser consciente de que su margen de maniobra es corto.  

¿Por qué? Porque la realidad es tozuda y pronto podría quedar en evidencia que muchas de sus promesas —como deportar a un millón de inmigrantes ilegales o subir aranceles— no resolverán nada o incluso podrían generar problemas mayores.  

Algunas preguntas clave:  

¿Trump no ha considerado que el aumento de aranceles podría elevar los precios y complicar la política monetaria, aumentando el riesgo de desaceleración económica?  
¿No tiene claro que deportar a un millón de inmigrantes no cambia significativamente la situación, ya que hay más de 11 millones de indocumentados en EE.UU., muchos de los cuales aportan a la economía?  

Podría darse un escenario en el que la opinión pública estadounidense caiga en cuenta de que, incluso si su política migratoria es un "éxito absoluto", no soluciona nada. Además, si sus decisiones económicas generan inflación y menos crecimiento, sus seguidores podrían volverse en su contra.  

Desde nuestra perspectiva, Trump es plenamente consciente de estas limitaciones. Tarde o temprano, tendrá que moderar su tono pendenciero, porque resolver los problemas de Estados Unidos no es solo cuestión de agresividad.  

Al final, la realidad se impondrá al presidente que, con bombos y platillos, prometió que EE.UU. había entrado ya en una "nueva edad dorada".

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