En un país donde la conciencia ambiental ha sido siempre una postura de “rebeldes” y “extremistas”, se percibe ahora la materialización de un pulso político que podría hacerle realidad.

Después de que el Partido Demócrata ganara las elecciones de mitad de período abanderando asuntos puntuales como el acceso a la salud y la inmigración, tres palabras han resurgido en su discurso: Green New Deal.

Jugando con el título de estrategias públicas de la era Roosevelt, el Green New Deal es un programa de estímulo económico que abarca propuestas como la energía renovable y la eficiencia de recursos naturales, y se opone a la dependencia de combustibles fósiles.

El término apareció en los medios a mediados de los años 2000, fue acuñado por el Green New Deal Group y posteriormente impulsado por el Programa Medioambiental de las Naciones Unidas.

Basándose en la premisa de “construir un futuro sustentable”, el Green New Deal propone vías de desarrollo con baja emisión de gases, basándose en recursos naturales, de manera equitativa y centrado en el desarrollo de las poblaciones.

De igual manera, apoya descubrimientos como los del estudio de Pavan Sukhdev, The Economics of Ecosystems and Biodiversity, que plantean que una gestión adecuada de los ecosistemas y la biodiversidad, así como la inclusión del “capital natural” en la “contabilidad gubernamental y empresarial” podría “reducir el costo de las pérdidas futuras”.

El Green New Deal sugiere dar prioridad a una inversión gubernamental en energía y eficiencia de recursos (energías reutilizables y microgeneración), que se vea reflejada en la transformación de la infraestructura con bajas emisiones de carbono para “crear empleos”.

Los fondos serían obtenidos de “un impuesto dirigido a las ganancias de las compañías de petróleo y gas”, así como de incentivos financieros como bajas tasas de interés en la “inversión verde”.

Asimismo, propone “frenar la evasión de impuestos corporativos a través de informes financieros obligatorios” y la restricción de paraísos fiscales.

Si bien en Estados Unidos existe el Green Party of the United States – fundado en abril del 2001 y sobre organizaciones previas como el Citizens Party – su participación en la política nacional es de muy escaso margen.

Sin embargo, desde noviembre del 2018, el Partido Demócrata ha abrazado la propuesta de un Green New Deal en su estrategia por contemporanizar sus propuestas y atraer a una base joven mucho más diversa (Millennials).

Miembros del partido como Alexandria Ocasio-Cortez, Deb Haaland, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Antonio Delgado, han hecho eco de grupos activistas y han llevado la propuesta a los pasillos de un nuevo Congreso.

Actualmente, 18 miembros demócratas del Congreso han apoyado un Comité Selecto de la Cámara para evaluar una propuesta sobre el Green New Deal, rechazando de pleno el negacionismo del presidente Trump e impulsando un proyecto “de movilización económica nacional, industrial y detallado” para lograr una economía “neutral en emisiones de carbono” y “justa e igualitaria económica y ambientalmente”.

La propuesta sería lanzada a principios del 2020.

Para columnistas como Robinson Meyer, si bien la conciencia ecológica es una postura muy noble, los Demócratas necesitarían “controlar la Casa Blanca, la Cámara y el Senado” para poder aprobar un Green New Deal, y luego diseñar una propuesta que los convenza a todos.

Meyer asegura que esta cruzada podría ser mucho más difícil para los demócratas que otros asuntos también progresistas (como Medicare para todos o un impuesto para los multimillonarios).

“Durante la era moderna de la política climática, ningún proyecto importante de ley de reducción de emisiones ha logrado superar este desafío”, dice, agregando que el factor tiempo es un agravante aún mayor.

Finalmente, el mayor obstáculo que presenta una movida hacia la lucha gubernamental contra el cambio climático es el escepticismo generalizado y las profundas raíces de intereses económicos privados en Washington.

Un cambio verdadero requerirá un cambio de estructura mucho más amplio de lo que se percibe a primera vista.