Cuando el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva juró su cargo el día de Año Nuevo de 2023, su oponente de derechas, Jair Bolsonaro, no estaba por ninguna parte.

Es tradición que el presidente saliente, independientemente de lo polémico que haya sido el ciclo electoral, esté presente para adornar al nuevo líder del país con la banda ceremonial, pero Bolsonaro se saltó todo el evento.

En su lugar, el ex presidente huyó del país al estado norteamericano de Florida, donde se alojó en la casa del luchador brasileño de MMA José Aldo. El día de la toma de posesión se publicó una foto en Twitter en la que se veía a Bolsonaro comiendo un poco de KFC mientras Lula asumía el poder. En la semana transcurrida desde la toma de posesión, aparecerían más fotos en las redes sociales del líder derechista participando en tareas mundanas durante sus vacaciones en Estados Unidos, que según dijo durarían al menos un mes.

Pero si depende de la reps. Alexandria Ocasio-Cortez, Joaquín Castro y otros tantos líderes demócratas, esa estancia no debería durar ni un día más.

Las fuertes declaraciones de los líderes demócratas estadounidenses se produjeron siete días después de la toma de posesión de Lula, el 8 de enero de 2023. Ese día, Brasil tuvo su propia versión de la Insurrección del Capitolio del 6 de enero de 2021, ya que los partidarios de Bolsonaro irrumpieron en el Congreso del país en Brasilia y procedieron a destruir todo lo que encontraban dentro de sus pasillos. Al final de la locura, más de 400 fueron detenidos en la capital de Brasil.

"Casi dos años después del día en que el Capitolio de Estados Unidos fue atacado por fascistas, vemos cómo movimientos fascistas en el extranjero intentan hacer lo mismo en Brasil", escribió Ocasio-Cortez en un tuit reaccionando a las escenas en Brasilia. "Estados Unidos debe dejar de conceder refugio a Bolsonaro en Florida".

En el centro de los disturbios en Brasilia estaba también lo que se encontró en el centro de los acontecimientos en Washington D.C. el 6 de enero de 2021. Al igual que el expresidente estadounidense Donald Trump, Bolsonaro tampoco aceptó los resultados de su contienda contra Lula. Además, comenzó a sembrar la desconfianza con los sistemas electorales del país incluso antes de que se celebrara la contienda. 

¿El resultado? Una escena inquietantemente similar en Brasilia de negadores de las elecciones y fervientes partidarios del líder derechista recurriendo a la violencia en caso de perder las elecciones.

El representante Joaquín Castro señaló las similitudes en los enfoques entre Trump y Bolsonaro durante una aparición en CNN en la noche del 8 de enero. Dijo que Bolsonaro "utilizó el libro de jugadas de Trump para inspirar a los terroristas domésticos", antes de exigir la misma acción de Biden que Ocasio-Cortez.

"Bolsonaro no debería estar en Florida", dijo Castro. "Estados Unidos no debería ser un refugio para este autoritario que ha inspirado el terrorismo doméstico en Brasil. Debería ser devuelto a Brasil".

Esperar al expresidente brasileño de vuelta en Brasil podría ser una serie de cosas que no tienen muy buena pinta. Para empezar, Bolsonaro se enfrenta a su regreso a al menos cinco investigaciones penales. Cuatro fueron abiertas por el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes incluso antes de que Bolsonaro dejara el cargo y la quinta, que seguramente se intensificará tras los sucesos del 8 de enero, implica protestas violentas que se produjeron en nombre de la negación de los resultados de las elecciones de 2022.

Se cree que Bolsonaro está esperando en Florida para ver cómo procede la nueva administración con las investigaciones, pero el 8 de enero podría haber sido la gota que colmó el vaso para el ex presidente. Fuera de la oficina presidencial, no tiene inmunidad.