El presidente Biden sólo lleva menos de dos días en el Despacho Oval pero ya está reparando gran parte del daño que dejó su predecesor. 

Hasta ahora, ha revocado la prohibición de viajar por motivos de inmigración que se impuso a 13 países de mayoría musulmana, ha firmado una orden ejecutiva para reincorporarse al Acuerdo de París y ha revocado el permiso concedido al polémico oleoducto Keystone XL. 

La administración Biden-Harris también se ha comprometido de lleno a proteger la libertad y las libertades de la comunidad LGBTQ+. 

El recién nombrado secretario de Estado, Antony Blinken, ha hecho varias promesas a la comunidad LGBTQ+, incluyendo la designación de un enviado LGBTQ+, y permitiendo que todas las embajadas de Estados Unidos ondeen banderas del Orgullo, algo que Trump prohibió durante el mes del Orgullo del año pasado en junio. 

Durante su audiencia de confirmación con el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el 19 de enero comentó el aumento global de la violencia LGBTQ+ y el desgarrador número de mujeres trans de color que han sido asesinadas en 2020. 

"Y por eso creo que el que Estados Unidos desempeñe el papel que debe desempeñar en la defensa de los derechos de las personas LGBTQI es algo que el departamento va a asumir y asumir inmediatamente" añadió el Presidente. 

Biden también ha firmado una orden para hacer cumplir la decisión del Tribunal Supremo en el caso Bostock contra el condado de Clayton (2020), garantizando que todas las personas reciban el mismo trato ante la ley, "sin importar su identidad de género u orientación sexual". 

Según el sitio web de la Casa Blanca esta orden protege a los miembros de la comunidad LGBTQ+ de la discriminación en el lugar de trabajo. 

La orden ejecutiva exponía la lógica de la decisión haciendo referencia al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, al Título IX de las Enmiendas Educativas de 1972, a la Ley de Vivienda Justa y al artículo 412 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad. 

Sugirió que, según el razonamiento de Bostock, todas estas leyes que prohíben la discriminación por razón de sexo, deberían aplicarse también a la orientación sexual y la identidad de género. 

Muchas organizaciones LGBTQ están satisfechas con esta decisión, especialmente la Human Rights Campaign (HRC) y el National Center for Lesbian Rights (NCLR). 

Shannon Minter, directora jurídica del NCLR, aplaudió la orden. 

"La decisión del Tribunal Supremo en el caso Bostock es la ley del país. Es un alivio tener un presidente que respete esa ley y apoye los derechos de las personas LGBTQ a ser tratadas con igualdad y justicia", dijo.  

Aunque esta medida ha recibido muchos elogios, ha enfurecido a un subconjunto muy específico de feministas en Twitter. Las feministas radicales transexcluyentes, también conocidas como TERFS, crearon el hashtag #BidenErasedWomen para expresar sus quejas. 

Las opiniones de las TERF niegan activamente la plena humanidad de las personas transgénero y consideran que la existencia de mujeres trans en espacios sólo para mujeres es una violación de los derechos de las mujeres. 

Abigail Shrier, autora del libro Irreversible Damage: The Transgender Craze Seducing Our Daughters, tuiteó que la orden ejecutiva de Biden ha "eviscerado el deporte femenino" al permitir el acceso de las mujeres trans a los equipos femeninos y a las becas para mujeres. 

"Se acaba de colocar un nuevo techo de cristal sobre las chicas", escribió. 

Al estilo clásico de Twitter, los usuarios se apropiaron del hashtag para denunciar la flagrante misoginia trans, tanto de forma seria como cómica. Muchos usuarios publicaron fotos de la bandera del orgullo trans rosa, azul y blanca, para "asustar" a los TERFS. 

Julia Serano, músico y escritora, publicó un hilo de artículos que ha escrito y que desmienten los argumentos más comunes contra la aceptación de las mujeres trans como mujeres. 

Los últimos cuatro años han pesado mucho sobre los estadounidenses LGBTQ+ y, aunque queda mucho trabajo por hacer, este es un excelente comienzo.