El sábado 30 de mayo, mientras Filadelfia soportaba su día más largo de revueltas tras el asesinato de George Floyd por un policía en Minneapolis, hubo un blanco de la ira de la multitud que se elevó por encima de todos los demás en la Ciudad del Amor Fraternal.

El punto de mira se fijó firmemente en la estatua del ex alcalde de Filadelfia Frank Rizzo, que se encontraba en un lugar prominente del centro de la ciudad frente al edificio de servicios municipales.

Se puede decir que Rizzo es la figura política polarizante de la historia moderna de Filadelfia. El ex alcalde, que sirvió durante ocho años entre 1972 y 1980, fue también el comisionado de policía antes de asumir el cargo. 

Sus políticas en ambos puestos ponen en la mira a las crecientes comunidades negras y morenas de Filadelfia por la violencia y la discriminación. 

Tampoco fue sutil, ya que en una ocasión instó a los votantes mientras se presentaba a su tercer mandato como alcalde a "votar a los blancos", y el patrón de brutalidad policial que existió durante su época como comisionado de policía fue objeto de una investigación del Philadelphia Inquirer en 1978 que le valió al periódico un premio Pulitzer.

Este legado de abierto desprecio por las comunidades negras y morenas de la ciudad hizo que la colocación de su estatua en el centro de la ciudad, frente al ayuntamiento, en 1999 fuera una bofetada para esas mismas comunidades.

El 30 de mayo, esa bofetada fue devuelta a la ciudad cuando la estatua de bronce de Rizzo fue quemada y desfigurada durante las manifestaciones de Justicia para George Floyd, que desde entonces han continuado en toda Filadelfia.

La estatua fue inicialmente la primera en ser limpiada después de la primera noche de la sublevación y consiguió que un gran número de policías la protegiera en los días siguientes, enfureciendo aún más a los manifestantes. 

Pero la acción tuvo su efecto. 

El alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, también anunció el retiro expedito de la estatua de frente al edificio de servicios municipales.

En las primeras horas de la mañana del 3 de junio de 2020, 21 años después de su colocación en el centro de la ciudad, un equipo de construcción bajo la dirección de la oficina del director general de la ciudad retiró la estatua para su reubicación en el almacén.

En una declaración publicada después de su retiro, el alcalde Kenney llamó "un error" al enfoque pasado de la ciudad para mover la estatua.

"Dimos prioridad a la eficiencia sobre el pleno reconocimiento de lo que esta estatua representaba para los negros de Filadelfia y los miembros de otras comunidades marginadas", dijo.

Kenney continuó calificando la estatua como un "deplorable monumento al racismo, la intolerancia y la brutalidad policial para los miembros de la comunidad negra, la comunidad LGBTQ y muchas otras".

"El tratamiento de estas comunidades bajo el liderazgo del Sr. Rizzo fue uno de los peores períodos de la historia de Filadelfia. La batalla por la igualdad de derechos y la justicia se sigue librando décadas después", dijo.

La concejala Helen Gym, que pidió que se retirara la estatua después de los sucesos de Charlottesville, Virginia, en 2017, publicó en Twitter su apoyo a las palabras del alcalde, pero reconoció que era necesario hacer más para lograr la igualdad de derechos y la justicia de la que él hablaba.

"Aprecio las poderosas palabras de @PhillyMayor. Pero en Filadelfia, tenemos un trabajo real que hacer para acabar con las prácticas policiales abusivas que dañan la confianza del público y nuestra seguridad pública", escribió. "Estoy totalmente involucrada en ese trabajo".

La campaña inicial para la eliminación de la estatua fue iniciada por Philly REAL Justice en agosto de 2016.  

El futuro de la estatua está en el aire y en manos del Departamento de Propiedad Pública, que la conservará hasta que se cree y apruebe un plan para su donación, reubicación o eliminación.