Trump no entiende ni de guerras ni de comercio
Con un anuncio que ha puesto en alerta al mercado global, el presidente estadounidense ha asegurado que los nuevos aranceles de 25% al acero y 10% al aluminio…
Desde la Casa Blanca, Trump ha retado nuevamente a sus aliados comerciales imponiendo nuevos aranceles en productos de importación, en contra de la opinión de sus asesores y de los líderes republicanos.
“Impondremos tarifas en la importación de acero y aluminio”, dijo el presidente. “Tendremos protecciones por primera vez en mucho tiempo, y haremos crecer nuevamente a nuestras industrias”.
Según reportaba el Washington Post, la respuesta inmediata del mercado internacional fue la caída del Dow Jones en un 2%, llegando al final del día jueves a 420 puntos.
Reincidiendo en errores históricos, el presidente parece haber olvidado que la última vez que Estados Unidos puso algún tipo de tarifas en el acero en el 2002, el país sufrió una pérdida de hasta 200.000 trabajos en la industria.
Sin embargo, el temor más amplio entre sus críticos, y con razón, fue el de la respuesta de los socios comerciales del país, que podrían tomar medidas de retaliación.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker anunció que la Unión Europea impondría tarifas en Harley-Davidson, en el bourbon y en marcas como Levi’s pues “no podemos sencillamente meter la cabeza en un agujero”.
Para China, uno de los mayores productores de acero en el mundo, la decisión debía ser tomada con más cautela y rechazó la posibilidad de entrar en “guerra comercial” con Estados Unidos.
“Qué movida tan estúpida”, dijo el sub secretario general de la Asociación de Hierro y Acero de China, Li Xinchuang. “Un intento desesperado de Trump para complacer a sus votantes, que creo, de hecho, que irá en contra de su promesa ‘Estados Unidos Primero’”.
Pero los países más afectados no serán tan nobles en sus respuestas.
Para Alemania, uno de los principales exportadores de acero en Europa, las medidas de Trump son sencillamente “inconmesurables”, según continúa el Post.
“Con esto llega la declaración de guerra”, dijo Bernd Lange, un alemán socialdemócrata y director del comité de comercio del Parlamento Europeo. “Tienen un modelo mercantil de comercio en sus cabezas que data de hace 200 años”, explicó a través de la radio nacional.
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En Latinoamérica, la ansiedad y las reacciones tampoco se hicieron esperar.
Entre los cinco principales proveedores de acero a Estados Unidos se encuentran Brasil y México, según datos del Departamento de Comercio, pero el efecto de los nuevos aranceles afectaría mucho más a Brasil que a su homólogo centroamericano.
“El gobierno de Brasil recibe con enorme preocupación la información”, aseguró el ministerio de Industria y Comercio Exterior de Brasil a través de un comunicado, agregando que “espera trabajar constructivamente” con el país norteamericano para evitar la aplicación de los aranceles, sin descartar “eventuales acciones complementarias, en el ámbito multilateral y bilateral, para preservar sus intereses”.
Sin embargo, estas nuevas medidas llegan en un momento clave para la negociación del Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN, o mejor conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés).
Según explicó la BBC, “el objetivo del gobierno de Trump es luchar contra el ingreso de metales baratos que llegan a Estados Unidos principalmente de China”, pero sus efectos colaterales podrían hacer mucho más daño en países latinoamericanos.
Luis de la Calle, economista mexicano, explicó al medio que el país podría “acabar exportando a Estados Unidos más automóviles, refrigeradores, estufas, lavadoras y otros productos que contienen acero, porque las empresas de Estados Unidos que los fabrican van a ser menos competitivas con el acero más caro”.
Aún con este panorama, para analistas económicos como José Luis de la Cruz, los aranceles que quiere imponer Trump “no tienen justificación económica”. En su columna para el diario El Sol de México, De La Cruz explicó que “Estados Unidos mantiene un superávit estructural con México en fundición de acero, productos manufacturados de hierro y acero y en aluminio, y también de sus manufacturas”.
Asimismo, el analista expuso que la industria siderúrgica mexicana no recibe beneficios fiscales o de financiamiento, lo que aumentaría la “competencia desleal” y debilitaría aún más la industria mexicana.
“Hoy Donald Trump anuncia medidas que van en un sentido similar al de China, sólo que en lugar de elaborar un programa de inclusión, desea hacerlo desde el papel dominante de su país, una confrontación que Trump racionaliza como Guerra Comercial que es buena y fácil de ganar”.
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