Si algo ha enseñado el gobierno de Donald Trump a los Demócratas es que un cambio de estrategia era urgente.

La victoria en las elecciones de mitad de período fueron una prueba de ello, cuando las campañas para retomar el control de la Cámara de Representantes se transformaron en un movimiento social masivo, adoptando la política de base como estrategia para un éxito rotundo.

Pero de nada sirve haber conseguido el apoyo de los votantes, la participación activa de las minorías y la elección de una bancada multicultural de representantes, si el liderazgo se mantiene intacto.

Es por ello que dentro del mismo partido ha surgido la necesidad de cambiar la manera en la que se dirigen las cosas, y este es un reto más a la hora de ponerse de acuerdo.

Por una parte, el presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez, se ha visto contra las cuerdas después de que el Caucus Negro del Congreso haya aprobado un voto de censura en su contra el pasado miércoles.

Según reportó Politico, esta es “la última señal de la persistente mala sangre entre los legisladores en Capitol Hill y el máximo funcionario del Partido Demócrata”.

El debate ha surgido después de que el representante demócrata por Mississippi, Bennie Thompson, pusiera sobre la mesa la necesidad de replantear la respuesta del liderazgo hacia la confianza de sus votantes.

Politico explicó que, en el preámbulo a las elecciones de mitad de período, el DNC “votó a favor de disminuir dramáticamente el poder de los superdelegados”, es decir, los funcionarios electos dentro del partido que “tienen la libertad de votar por cualquier candidato en la convención de nominación presidencial”.

La nueva regla puesta en marcha “prohíbe que los superdelegados voten en la primera votación presidencial en una convención nacional impugnada”.

Aún cuando esto suene muy complicado, en resumen se trata de una consecuencia interna al fracaso de la campaña de Hillary Clinton y al cuestionamiento interno del partido de si el proceso de selección entre el Senador Bernie Sanders y la Secretaria de Estado fue realmente lo que más le convenía a los demócratas a la hora de enfrentar la maquinaria electoral de Donald Trump.

Quienes ahora critican al señor Pérez argumentan que fue el elitismo dentro del proceso de nominación lo que favoreció a “figuras del stablishment”, manteniendo el poder decisión en muy pocas manos.

La movida del Caucus Negro del Congreso de emitir un voto de censura es tan sólo el principio de un profundo proceso de transformación.

“Una gran mayoría de miembros del DNC aprobaron estas reformas históricas para fortalecer y hacer crecer nuestro partido, aumentar la transparencia y colocar a nuestro candidato en la mejor posición posible para ganar en el 2020”, dijo Adrienne Watson, portavoz del DNC. “Como se demostró el martes pasado, cuando fortalecemos nuestras bases, tenemos éxito. Esperamos continuar nuestro trabajo con el comité para construir un partido fuerte y diverso”.

Eco de ello ha sido el nombramiento de la Senadora Catherine Cortez Masto (D-Nev.) como presidenta del Comité de Campaña Demócrata en el Senado (DSCC) el día jueves, según reportó The Hill.

Cortez Masto se transforma ahora en la líder dentro de la cámara alta del Congreso en asuntos electorales, con miras a la próxima batalla del 2020.

“Estoy comprometida a replicar la ola azul que Estados Unidos vio en Nevada y en todo el país, y elegir una mayoría demócrata en el Senado en el 2020”, dijo Cortez Masto en un comunicado después de su elección.

Después de haberse convertido en la primera senadora dentro de su estado en el 2016, Cortez Masto ahora es la primera Latina en dirigir los esfuerzos del partido para asegurar que la Administración Trump no perpetúe su poder después del 2020.