Contando historias sobre DREAMers americanos
Durante su visita a la redacción de AL DÍA, Eileen Truax habló con nosotros sobre los prejuicios contra los inmigrantes, su libro sobre los “DREAMers”, y más.
A Eileen Truax la llaman optimista y es fácil adivinar por qué. Su cálida sonrisa y su forma expresiva de hablar delatan la sincera pasión y positivismo con la que vive su trabajo de periodista. Pero, al margen de su apariencia esperanzadora y acogedora, Truax no ha intentado evitar enfrentarse a la realidad más dura de esta tragedia americana que parece no tener fin: los DREAMers.
Truax empezó a escribir un libro sobre los DREAMers, como se conoce a los inmigrantes indocumentados que entraron en EE.UU siendo menores y crecieron aquí, en 2010, dos años antes de que la administración Obama implementara el programa DACA, que concedía permiso temporal para vivir y trabajar en el país a estos jóvenes, librándolos del riesgo de deportación. Dos tribunales federales han bloqueado la orden de la administración Trump de eliminar el programa DACA el próximo 5 de marzo, pero el Congreso sigue encallado a la hora de acordar una nueva legislación para asegurar el futuro de los actuales benefactores del programa DACA y del resto de inmigrantes elegibles al programa. La lectura del libro de Truax, Dreamers: An Immigrant Generation’s Fight for Their American Dream, (“Dreamers: la lucha de una generación de inmigrantes por lograr su Sueño Americano”), publicado en 2013, permite entender la extensión, profundidad y contexto histórico de un problema que en estos momentos se han convertido en el centro de atención de periodistas y políticos de todo el país.
Truax escuchó hablar por primera vez de los DREAMers en 2004, cuando se mudó de su ciudad natal, Ciudad de México, a Los Angeles para trabajar de reportera para La Opinión, el diario en español de mayor tirada en EE.UU. Pero en 2011 leyó la historia de Joaquín Luna, un joven indocumentado de Texas que se había suicidado ese año en parte porque se sentía atrapado en su estatus migratorio.
“Me di cuenta de que se estaban muriendo y no les estábamos prestando atención”, dijo Truax.
A partir de ese momento, decidió que se dedicaría a escribir un libro sobre los DREAMers.
“No estamos hablando de cifras, de economía, de si vamos a estar seguros en la frontera o no. Estamos hablando de la vida de personas, de niños, que confían en este país, que crecieron en este país, y que aman a este país”, dijo Truax.
“Quieren aportar algo a cambio a este país… Y no creo que haya nada más americano que eso”, añadió.
Truax criticó los que sostienen una visión unilateral de la inmigración como un “problema”, una visión que ignora la miríada de maneras con las que EEUU se ha beneficiado de los logros de los DREAMers y otros inmigrantes.
“Hemos de reconocer que toda esta gente contribuye a nuestra sociedad”, dijo Truax, añadiendo que ofrecerles protección legal y permitir a las familias mantenerse unidas es un paso necesario, no solo porque EEUU tiene que “ser bueno” con ellos, sino porque “es la forma justa de hacer las cosas en una sociedad democrática”.
A pesar de que algunos editores le sugirieron que añadiera a su libro información “más dura” sobre legislación, Truax prefirió enfocarse en las historias personales.
“Si alguien googlea lo que una madre piensa de que sus hijos actúen saltándose la ley y se arriesguen a ser deportados, no encontrará nada”, comentó. “Así que no creo que sea más o menos importante. Simplemente pensé que las historias personales eran el tipo de información que faltaba poner sobre la mesa a la hora de debatir este tema (los DREAMers)”.
Truax explicó que es precisamente a través de historias personales de jóvenes como Joaquín Luna, Nancy Landa y otros personajes que aparecen en el libro, que pueden combatirse los prejuicios contra los DREAMers y los inmigrantes.
“Hay gente en EE.UU que piensa en ellos como “los otros”, “los inmigrantes”, “ellos”, “los DREAMers”. Y eso les afecta. No se dan cuenta de que ellos son nosotros, de que forman parte de nuestras comunidades”, dijo Truax.
“Debemos que entender que los inmigrantes no son el otro”, insistió. “No podemos desvincularnos, seamos quienes seamos, de esta gente. Hasta que no entendamos esto no seremos capaces de avanzar”.
Truax comentó también que para cambiar los prejuicios contra los inmigrantes, cualquier persona puede conocer a un inmigrante y compartir su historia con los demás.
“Antes de las redes sociales, existían las relaciones sociales, y estas todavía funcionan bien. Puede socializar con sus vecinos, contarles una historia: el otro día me subí a un taxi y el conductor me dijo.. ¿Sabe? Son historias que podemos compartir”, dijo Truax.
“Son historias atractivas porque sus protagonistas son personas reales, como nosotros, y la gente se siente identificada con ellos. Contar historias es uno de los hábitos más antiguos del mundo, y sigue funcionando”, concluyó.
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Al contrario de lo que dicen algunos inmigrantes, que no se sienten “ni de aquí, ni de allá,” Truax sí se siente de aquí y de allá: a su ciudad natal, Ciudad de México, y a su hogar actual, Los Angeles.
Para ella, eso de estar entre un lugar y otro es algo natural para los periodistas bilingües, quienes hacen “el doble trabajo” de tener que equilibrar las necesidades de una audiencia diversa mientras cambian de un idioma a otro.
Según Truax, los medios de comunicación latinos en los EEUU juegan un papel distinto de otras organizaciones de prensa.
“El rol del medio ‘étnico’ no solo es dar información, sino también dar a sus lectores las herramientas para poder integrarse en la sociedad estadounidense,” dijo Truax, explicando que aunque la comunidad latina en los EEUU cada vez más consume medios de comunicación en inglés, para los inmigrantes recién llegados es imprescindible que se siga publicando información en español, de forma escrita.
A la vez, continuó Truax, es importante desarrollar contenido en inglés - el idioma del país- para poder llevar las historias de comunidades latinas a una audiencia más amplia.
“Para mi, hablando de los EEUU y incluso las relaciones internacionales, en los dos idiomas, es el futuro,” afirmó Truax.
Admitió que algunas barreras permanecerán para los inmigrantes, pero lo importante es que se sientan orgullosos sabiendo lo mucho que han contribuido a la sociedad estadounidense.
“Siempre serás el ‘otro,’ pero la lucha aquí es ser un ‘otro’ que está haciendo cosas para este país y dando a conocer eso a la gente. No importa si eres el ‘otro’... Este país no sería lo mismo sin ti,” dijo.
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