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AKCAKALE, TURQUÍA - 12 DE OCTUBRE: los soldados turcos aseguran el lugar mientras los vehículos militares turcos llevan cabezas de tanques a la frontera siria el 12 de octubre de 2019 en Akcakale, Turquía. (Foto de Burak Kara / Getty Images)
AKCAKALE, TURQUÍA - 12 DE OCTUBRE: los soldados turcos aseguran el lugar mientras los vehículos militares turcos llevan cabezas de tanques a la frontera siria el 12 de octubre de 2019 en Akcakale, Turquía. (Foto de Burak Kara/Getty Images)

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Una violenta incursión turca en Siria demuestra el efecto de la indiferencia de las potencias mundiales cuando sus intereses se ven amenazados.

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Retirarse de un conflicto por las razones equivocadas ha resultado peor que involucrarse.

Ese es el escenario en el que se encuentran ahora millones de personas en el norte de Siria después de la violenta incursión de Turquía en su territorio, auspiciada por el retiro de las tropas estadounidenses que controlaban el conflicto en la región.

Según reportó Politico, las tropas turcas han abarcado un tramo de 200 kilómetros entre ciudades y pueblos del norte de Siria durante los últimos cinco días, en una ofensiva que deseaba hace años el gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

Utilizando de nuevo el frágil argumento de “la lucha contra el terror”, el gobierno de Ankara dijo que su objetivo era “destruir el corredor del terror que está tratando de establecerse en nuestra frontera sur”, haciendo referencia a los grupos armados kurdos, mejor conocidos como Unidades de Protección del Pueblo (YPG), otrora aliados de Estados Unidos.

El YPG forma parte de una alianza con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo separatista insurgente que combate al ejército turco desde hace 35 años, lo que lo posiciona como enemigo natural de Ankara.

Todos los caminos llevan a Rusia

La abrupta salida de las tropas estadounidenses de la frontera norte de Siria parece desconcertar a muchos, en especial por la intrincada relación que existe entre Estados Unidos, Turquía, Rusia y Arabia Saudita en el conflicto.

Desde el 2011, el gobierno estadounidense ha impuesto sanciones al ejecutivo de Bashar Al Assad en Siria, y se sumó a países como Reino Unido, Francia y Alemania para solicitar una solución democrática a la guerra civil.

Pero el respaldo de Rusia al gobierno sirio ha sido siempre mucho más fuerte.

A pesar de que su alianza data de 1956, la intervención rusa en la guerra civil siria ha sido de gran alcance militar, siendo una de las razones fundamentales por las que Estados Unidos ha evitado a toda costa comprometerse con maniobras militares de enfrentamiento directo.

Declaraciones oficiales, tanto en Damasco como en Moscú, aseguraban que la lucha era por apaciguar la rebelión del Ejército Sirio Libre (FSA) contra el gobierno y eliminar los focos del Estado Islámico (EI) que habían aprovechado la tensión para extender su “Califato”.

Mientras tanto, el gobierno de Al Assad bombardeaba a su pueblo con armas químicas, lo que en algún momento impulsó a Donald Trump a realizar un ataque contra bases militares.

Otro regalo a Putin

Tras haber apoyado al Ejército Libre y a las guerrillas kurdas en el norte de Siria para combatir al EI, el presidente estadounidense parece haberles abandonado a su suerte al decidir no interponerse a la ofensiva de Turquía.

Según reportó el New York Times, las fuerzas kurdas decidieron entonces invertir alianzas y buscar el apoyo de Damasco contra la masacre del ejército turco, dando por acabado uno de los últimos bastiones de oposición al gobierno de Al Assad y dejando a Moscú en total control de la situación.

“Junto con el poder militar, el presidente ruso Vladimir Putin ha confiado en la diplomacia para lograr sus objetivos en Siria”, explica el análisis de la Associated Press, agregando que la nueva situación refuerza paradójicamente la asociación Rusia-Turquía.

“A pesar de que los dos países han respaldado a lados opuestos en el conflicto sirio, han aunado esfuerzos para negociar una zona de desescalada en la provincia siria de Idlib y copatrocinar las conversaciones para formar un comité que redacte una nueva constitución siria”, agrega.

Ante una posible tregua, serán los intervinientes los que posiblemente saquen provecho de un territorio clave para la economía mundial, pues Siria no sólo es el foco comercial entre Irak, Israel, Jordania, Líbano y Turquía, sino que también posee ricos yacimientos de petróleo y una franja costera de 193 kilómetros que da acceso inmediato al Mediterráneo.

El país árabe se ha transformado así en el mayor botín de guerra en la historia contemporánea de la humanidad.