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El panorama con bajo crecimiento continuará. Foto: Lorenzo Cafaro — Pixabay.

Economías de América Latina y el Caribe mantendrán bajos niveles de crecimiento en 2023 y 2024, señala comunicado

Se espera que el producto interno bruto regional crezca 1,5 % en 2024.

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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó recientemente su informe anual ‘Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2023. El financiamiento de una transición sostenible: inversión para crecer y enfrentar el cambio climático’, un texto en el que prevé que las economías de la región mantendrán este año y el próximo bajos niveles de crecimiento, especialmente gracias al panorama económico mundial negativo y regional muy complejo.

José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL, señaló en un comunicado de prensa:

El bajo crecimiento de América Latina y el Caribe se puede ver agravado por los efectos negativos de una agudización de los choques climáticos, si no se realizan las inversiones en adaptación y mitigación al cambio climático que requieren los países

Hallazgos Clave

Según el informe, que se publica desde 1948, para 2023 se espera un crecimiento del PIB promedio regional de 1,7 %, mientras que para 2024 se proyecta un leve descenso en la tasa de crecimiento que llevaría al producto interno bruto regional a aumentar solo un 1,5 %.

De acuerdo con la CEPAL, la dinámica de la economía mundial se mantiene en una senda de bajo crecimiento económico y del comercio global, por lo que, a pesar de las caídas en la tasa de inflación, probablemente los países desarrollados seguirán con sus políticas monetarias contractivas.

La organización indica que no cabe esperar una baja significativa en las tasas de interés externas durante este año, al tiempo que los costos de financiamiento para los países de la región seguirán altos.

“La deuda pública de los países de la región, si bien ha bajado, permanece en niveles elevados respecto al PIB, lo que, junto al aumento de las tasas de interés externas e internas y a una caída esperada de los ingresos tributarios producto del menor crecimiento, lleva a un limitado espacio fiscal para el conjunto de la región. Además, se anticipa un menor dinamismo en la creación de empleo, y crecientes demandas sociales”, subraya la CEPAL.

Proyecciones

Según proyecciones hechas por la CEPAL para 2023, todas las subregiones exhibirán un menor crecimiento respecto de 2022: América del Sur crecería un 1,2 % (3,7 % en 2022); el grupo conformado por Centroamérica y México un 3,0 % (3,4 % en 2022); y el Caribe (sin incluir Guyana) un 4,2 % (6,3 % en 2022).

Por su parte, la organización destaca que las proyecciones para 2024 indican que se mantendría el bajo dinamismo económico en la región, previendo que el contexto internacional continúe siendo poco favorable, con un crecimiento del PIB y el comercio mundiales muy por debajo de los promedios históricos.

Asimismo, señala la CEPAL, en el ámbito interno se mantendrá el reducido espacio de política fiscal, aunque la reducción en la inflación en la región abre más espacio para la política monetaria en los países. 

“Ante estas circunstancias, se proyecta para 2024 un crecimiento promedio del 1,2 % para América del Sur; 2,1 % para Centroamérica y México; y 2,8 % para el Caribe (sin incluir Guyana)”, subrayan. 

Impacto

El Estudio Económico 2023 también señala que el bajo crecimiento de la actividad económica en 2023 y 2024 escalará a una desaceleración del crecimiento del empleo, cuyo crecimiento se estima en un 1,9 % en 2023 y en 1,1 % en 2024.

Del mismo modo, para los autores del informe es preocupante no conocer cuál será la calidad del empleo en ese contexto de bajo crecimiento, pues es muy probable que los trabajadores se vuelvan más vulnerables, tengan menores niveles de protección social y se empleen en sectores menos productivos.

“Ante los desafíos de dinamizar el crecimiento y hacer frente al cambio climático es esencial potenciar la inversión pública y privada. La inversión pública en la región es baja en comparación con las economías avanzadas, e incluso respecto de otras regiones en desarrollo. Este reducido nivel de inversión se ha traducido en un acervo de capital público —infraestructura—insuficiente para dinamizar el crecimiento económico y promover el desarrollo productivo”, enfatiza el informe.

Amenaza Climática

El estudio también reflexiona sobre los impactos macroeconómicos que puede generar el cambio climático en los países de la región.

Las estimaciones que se presentan en el estudio indican que, en 2050, el PIB de un grupo de seis países podría ser entre un 9 % y un 12 % menor que el correspondiente a un escenario de crecimiento tendencial, si no se hacen las inversiones para compensar los choques climáticos.

De esta manera, señalan, el volumen de inversión adicional requerido es excepcionalmente grande, entre 5,3 % y el 10,9 % del PIB por año, lo que representaría un aumento significativo en comparación con los niveles actuales de inversión.

Para finalizar, el informe invita a los gobiernos de estos países a redoblar esfuerzos en cuatro escenarios principales:

  1. Espacio fiscal, mediante el aumento de la recaudación y progresividad de la estructura tributaria, gasto público verde y acceso a nuevos mecanismos de financiamiento, como los bonos temáticos
  2. Manejo de riesgos financieros y cambiarios a través de la política macroprudencial
  3. Movilización de financiamiento concesional y banca de desarrollo, para profundizar el financiamiento climático, a través de bancos de desarrollo multilaterales, regionales y nacionales y fomentar los flujos de ODA (Ayuda Oficial para el Desarrollo) para combatir el cambio climático
  4. Mecanismos de alivio de la deuda, como el establecimiento de mecanismos institucionales para su restructuración, y la inclusión de cláusulas vinculadas a desastres y huracanes, y cumplimiento de metas climáticas

“Se requiere aumentar considerablemente el financiamiento concesional que permita sostener las trayectorias de la inversión en el tiempo. Estos esfuerzos deben acompañarse de políticas macroeconómicas internas que favorezcan la movilización de recursos”, agregó Salazar-Xirinachs.