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El presidente estadounidense, Donald Trump, saluda a la embajadora ante la ONU, Nikki Haley, durante la reunión mantenida en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 9 de octubre del 2018. Trump confirmó que Haley abandonará el cargo a finales de año, una decisión que, según dijo el propio mandatario, le había comunicado hacía ya varios meses. EFE/Michael Reynolds.
El presidente estadounidense, Donald Trump, saluda a la embajadora ante la ONU, Nikki Haley, durante la reunión mantenida en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 9 de octubre del 2018. Trump confirmó que Haley abandonará el cargo a finales de año, una…

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Cuando de política se trata, es difícil discernir entre las coincidencias y las consecuencias.

Tras los eventos de las últimas semanas - entre las risas de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el caos subsecuente a la separación de familias y la fractura irremediable del Senado durante el proceso de nominación de Brett Kavanaugh – el gobierno de Donald Trump parece no poder contener todo lo que ha desencadenado.

Durante la mañana de este martes, Axios reportó que la Embajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, había renunciado a su puesto durante este día martes, una decisión hasta el momento desconocida por los superiores de Haley.

Aunque el medio reportó posteriormente que Haley “había discutido su renuncia con Trump la semana pasada”, la noticia “sorprendió a un número de funcionarios de alto rango en política exterior dentro de la Administración”, es decir al asesor de seguridad nacional John Bolton y al Secretario de Estado Mike Pompeo.

Aunque Haley y el presidente se dirigieron con sonrisa en cara a los medios para asegurar que la renuncia había sido en buenos términos y por decisión de la Embajadora de “cerrar un ciclo”, las teorías y especulaciones no tardaron en sonar, en especial por su buena relación aparente con el presidente y con el GOP en general.

Según explica CNN, “el hecho de que ni Bolton ni Pompeo tuvieran la menor idea de que Haley se estaba preparando para renunciar arroja algunas dudas sobre la explicación (presidencial) de que todo esto era parte del plan”.

Para el medio, “perder a una mujer Nativo-Americana cuatro semanas antes de una elección y después de una muy contenciosa pelea ante la Corte Suprema, que dividió profundamente en la línea de género, sugiere que es un mal momento para Trump”.

Haley por su parte agradeció al presidente en su carta de renuncia el poder ser “libre de manifestar mi opinión en los asuntos actuales”, y enumeró los “logros” en política internacional de la Administración durante estos dos últimos años – incluyendo las medidas contra Irán, Siria, Venezuela, Cuba y hasta Rusia, según reportó el Washington Post.

Si bien su renuncia se hará efectiva en enero del 2019, el efecto de su anuncio no será sino agravante en la situación política actual.

A tan sólo un día de su renuncia, la organización de investigaciones éticas Citizens for Ethics publicó un comunicado en el que exigía una investigación contra la Embajadora “para determinar si había cumplido con las regulaciones éticas al aceptar siete vuelos gratuitos para sí misma y para su esposo en aviones privados de lujo por parte de tres empresarios de Carolina del Sur”.

La organización expuso que “las regulaciones de ética federales prohíben a los empleados solicitar o aceptar regalos dados debido a la posición oficial del empleado”, un argumento que fue suficiente para someter a escrutinio nacional al Senador Demócrata de Nueva Jersey Bob Menendez hace un par de años, y que le costó el puesto al secretario de Salud y Servicios Humanos de la Administración Trump, Tom Price.

Aunado a esto, encuestas recientes han determinado que, en la antesala a las elecciones de mitad de período, “209 escaños están firmes o inclinados hacia la bancada demócrata, faltando sólo 9 de los 218 necesarios” para que la Ola Azul sea un hecho, según reportó Politico.

Para el medio esto es un símbolo de “colapso” del partido de la Casa Blanca, “con los demócratas ganando terreno constantemente para borrar el margen de 23 escaños y terminar con ocho años de control del Partido Republicano”.

Así pues, mientras el GOP insiste en ceder ante las pataletas presidenciales, su estabilidad política se ve golpeada con sorpresas a la orden del día.