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La derrota republicana también ha decepcionado a algunos. Sí, en serio. Photo: Getty Images
La derrota republicana también ha decepcionado a algunos. Sí, en serio. Photo: Getty Images

Europa celebra la derrota de Donald Trump mientras algunos de sus líderes se apresuran a mover ficha

¿Supondrá la victoria de Biden un cambio en la exportación de medidas neoliberales a Europa? La población celebra la derrota del magnate mientras se despeja el…

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Puede que les sobraran los fuegos artificiales del cinco de noviembre, que se acumulara la energía de múltiples eventos deportivos no jugados o que cualquier pretexto sea bueno para subir a bailar a los tejados durante el encierro domiciliario que viven en en algunas regiones pero, sea como fuere, estaba claro que todas las miradas se dirigían este fin de semana a las elecciones norteamericanas.

Acostumbrados a recuentos mucho más veloces, de apenas unas horas, la ciudadanía europea decidía interpretar la derrota trumpista como una victoria propia, ya fuera en la forma de fuegos artificiales en Londres y Edimburgo, campanadas en París o celebraciones en los balcones de España. 

Eso sí, la alegría no era tanto aprecio al candidato demócrata -que según los estándares de ciertas zonas de Europa continúa siendo un candidato de centro derecha- como absoluto regocijo en la derrota de Donald Trump que ha transformado absolutamente sus políticas. El magnate era un absoluto anticandidato y todavía queda mucho tiempo para comprender el perfil de Joe Biden. Lo importante era que, en tiempos de pandemia y ante un paradigma de aldea global, las gestiones del viejo presidente con asuntos como la COVID-19 o la relación con Rusia ponían nerviosos e histéricos a ciudadanos de todos los continentes. 

La Ministra de Interior de Suecia, Margot Wallstrom, definió los últimos cuatro años como una montaña rusa y a Trump como a un líder errático. Y es que, hace apenas unas semanas, éste causaba pánico desmintiendo a la OMS después de ya unos muy malos años en que habían abandonado el tratado nuclear con Irán, tachado de obsoleta la OTAN o negligentemente descuidando los acuerdos contra el cambio climático. El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha expresado en una entrevista que a partir de ahora espera “que se puedan superar los momentos de desencuentro”.

En la misma línea, el primer ministro canadiense Justin Trudeau también expresaba su confianza en futuras buenas relaciones en un comunicado de felicitación a Joe Biden y Kamala Harris, que recibían similares mensajes de ministros de todo el globo. Los presidentes de Francia y Alemania, Emmanuel Macron y Merkel, han expresado las mismas felicitaciones recalcando la necesidad de un futuro unido “si queremos superar los grandes desafíos de nuestra era”. 

Sin embargo, la derrota republicana también ha decepcionado a algunos, especialmente teniendo en cuenta que existe ya una generación de políticos nacida en los últimos años gracias a la polarización política entre organizaciones supranacionales que generó Donald Trump. En esta línea se manifestaron los líderes de Polonia, Hungría y Eslovenia. También otros eurodiputados de extrema derecha que tenían al 45º presidente como referente de las políticas supremacistas del nuevo milenio, como Gilbert Collar (Reagrupamiento Nacional), que se sumaban a las teorías conspirativas iniciadas en las redes. 

Pero la catarata de efectos generada por el resultado no se detiene aquí. Algunos ven una profunda relación con el hecho de que, conforme se confirmaba la derrota y se desplomaba la libra turca, el ministro de economía turco dimitía a través de su cuenta en Instagram. Berat Albayrak, yerno de Erdogan, alegaba en un comunicado posterior que se trataban de motivos de salud, pero no puede obviarse el hecho de que el viernes el presidente Tayyip Erdogan despidió al gobernador del banco central. 

El primer ministro inglés sí Boris Johnson parece satisfecho con el resultado. Los vínculos del nuevo presidente demócrata con Irlanda terminarán por obligarlo a cumplir el tratado de divorcio de Irlanda del Norte que ya firmó y facilitarán así los nuevos acuerdos comerciales para el escenario posterior al Brexit. 

Por último, el perfil de ascendencia india de la nueva vicepresidenta Kamala Harris alegra a mujeres de todo el mundo que, poco a poco, presencian como las mujeres racializadas se inscriben con mayor igualdad en el panorama político del siglo XXI.