En la era anti-inmigrante, todos toman del mismo cáliz
Industrias agrícolas de California como la vinícola temen por una reducción de su mano de obra debido al miedo que ha impuesto la administración Trump sobre…
En California, que está a punto de convertirse en el primer estado santuario de la unión americana, el miedo a las deportaciones masivas podría afectar a industrias agrícolas que se sirven de la mano de obra inmigrante.
Por lo menos eso es lo que temen varios empresarios vinicultores que, según un artículo de The New York Times, desde ya esperan una reducción de su planta laboral durante la próxima cosecha.
El ambiente de zozobra que la administración Trump ha implantado estaría ahuyentando a miles de trabajadores rurales, un golpe duro para un estado cuya industria agraria depende fuertemente de la inmigración: dos tercios de los trabajadores rurales de California son inmigrantes indocumentados, de acuerdo con el artículo.
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Los efectos del discurso anti-inmigrante de Trump, que en campaña prometió sacar a los cerca de 11 millones de inmigrantes indocumentados y cuyas las órdenes ejecutivas apuntan en principio a deportar a entre tres y cuatro millones, están pasado su cuenta de cobro en sectores de la economía estadounidense como el agro, la tecnología y el turismo, resentido recientemente con los fallidos vetos migratorios de ciudadanos de países musulmanes.
Filadelfia no es ajena a los efectos del miedo, varios propietarios de restaurantes y negocios del sur de la ciudad han expresado haber percibido una reducción en sus ventas por cuenta de que sus vecinos latinos y asiáticos ahora prefieren ahorrar dinero y evitar exponerse a riesgos innecesarios en la calle.
Mientras el New York Times se pregunta por los efectos que la repentina escasez de la mano de obra podría tener sobre la calidad de los vinos de California, nosotros nos preguntamos por la calidad de vida de millones de trabajadores indocumentados que a sus pésimas condiciones laborales les suman ahora una especie de desempleo forzado.
Razón tiene el congresista Luis Gutiérrez cuando dice que el objetivo del discurso anti-inmigrante es implantar el miedo en las comunidades para forzarlas a abandonar el país "voluntariamente".
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