La COVID–19 ha llevado a precarizar las condiciones de las empleadas domésticas
Otra de las consecuencias que ha traído la pandemia en América Latina ha sido la precarización de las condiciones de quienes trabajan en los hogares.
Una de las consecuencias que ha traído la pandemia en América Latina ha sido la precarización de un oficio que ya desde antes solía hacerse en condiciones informales y muchas veces de vulnerabilidad: el trabajo doméstico.
Se debe a un cruce de factores: la frecuencia con que este tipo de trabajos se llevan a cabo a partir de un acuerdo verbal, la tendencia a considerar los trabajos de cuidado de otras personas como labores secundarias, el aumento del desempleo en toda la región y el miedo de los empleadores a contagiarse de COVID–19.
Pese a que once países de la región se han suscrito al convenio de la Organización Internacional del Trabajo sobre el trabajo doméstico, la adopción de medidas de los gobiernos para atenuar los efectos de la pandemia en este sector tan brillado por su ausencia.
Según BBC Mundo, Argentina es el único país de la región que ha implementado medidas de subsidio para las trabajadoras domésticas. Se trata de un conjunto de campas de sensibilización y la asignación, por una única vez, de 10.000 pesos argentinos como Ingreso Familiar de Emergencia.
Aparte de esta política, las otras iniciativas que se han destacado han sido privadas. Tal es el caso de la campaña #CuidaAQuienTeCuida, impulsada por el Centro de Apoyo y Capacitación a Empleadas del Hogar (CACEH), una organización mexicana, y el director de cine Alfonso Cuarón, el director de Roma.
Mientras la pandemia de COVID–19 ha seguido creciendo en México, la campaña ha encontrado amplio eco por la adhesión de famosos com J Balvin, Mon Laferte, Julieta Venegas y Molotov.
La campaña aboga, simplemente, por el respeto de los derechos laborales de las empleadas domésticas y la solidaridad ante una población que, por lo general, vive del día a día y no tiene seguro.
En contraste, también han crecido las denuncias de mujeres que han sido forzadas a estar permanentemente en las casas en que trabajan, con horarios mucho más extensos de lo permitido por la ley (a veces llegando incluso a las 14 ó 16 horas) y sometidas a tratos degradantes o intimidatorios.
Tal es la historia de Alicia, una empleada doméstica colombiana que fue entrevistada por BBC Mundo –quienes modificaron su nombre, para proteger su privacidad–. Según les narró, fue obligada por su empleadora a permanecer indefinidamente en su casa durante la cuarentena, con horarios de trabajo mucho más extensos y a usar una vajilla y cubertería separada a la de los dueños de la casa. Cuando Alicia empezó a sentirse enferma, también le atacó el miedo de buscar ayuda médica o de denunciar su situación por miedo al desempleo.
El sondeo “Una aproximación al Covid 19 y su incidencia en el mundo del trabajo doméstico en Colombia” fue realizado por 16 organizaciones que trabajan por los derechos de las trabajadoras domésticas y 678 mujeres respondieron a él. Al leer algunas de sus respuestas se hace evidente lo intensa que es la sensación de incertidumbre y desamparo: “El coronavirus me tomó por sorpresa, no tenía nada ahorrado. Sólo espero que el sistema de salud no colapse por el bien de todos”.
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